Eres mía. [A Primera Vista #3] (Matthew Daddario)

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Levi, Thomy y yo vamos al jardín a reunirnos con los demás, y en cuanto estoy a la vista de Matt, pausa la platica que tiene con una de sus hermanas hasta que estoy a su alcance y puede hacerme sentar en sus piernas.

-¿Qué pasa? -le pregunto porque me mira con el ceño fruncido-.

-Bebiste -no lo dice como pregunta, sino como una afirmación, y antes de que pueda contestarle, es Levi el que lo hace a nuestro lado, ya que también ha hecho que Alexandra se levante para él poder sentarse y luego ella en su regazo-.

-Culpa mía. Olvidé por completo que tomaba medicamento y le serví un trago.

-Fui yo quien lo sugirió -miro a Matt con cara de pena y defiendo a Levi porque es completamente cierto que la idea fue mía-. Me encontró llorando un poco cuando Fabián se fue. Entonces sí, creo que lo necesitaba -Matt sigue mirándome de la misma manera y yo comparto una mirada con Alexandra para que pueda atraer la atención de los demás en otra cosa y no se enfoquen en nosotros. Ella parece entender de inmediato porque propone ir a revisar la cena y así nos deja a su hermano y a mi solos-. Esta bien, amor. Ya soy niña grande y sé lo que hago. Tuve unos momentos algo tensos hoy y necesitaba relajarme un poco.

-¿Pero alcohol, Alex? Sabes que no me molesta que tomes, pero estas tomando medicamento, no importa si no es antibiotico -suspira y recarga su cabeza en mi hombro-. Pude haberte ayudado con eso ¿sabes? Con lo de la tensión.

-Me hubieses dicho que no. No sueles tocarme cuando tengo un accidente por miedo a lastimarme.

-Hablaba de un masaje, pequeña pervertida.

-Oh, eso -finjo inocencia cuando nuestras miradas se vuelven a encontrar pero no puedo reprimir una sonrisa porque he conseguido que también él cambie su semblante y me sonría-. Aunque probablemente te mentiría y te diría que aún sigo un poco tensa para recibir la ayuda que deseo -me muevo en su regazo, él suelta un gemido bajito y me detiene sonteniendome por las caderas-.

-No empieces algo que no estoy seguro de que podamos terminar. No estamos solos en la casa. Además, estás usando el tema del sexo para distraerme.

-No es una distracción -eso hace que él levante una ceja y yo suelto un resoplido-. Ya no voy a tomar nada más, si eso te deja tranquilo. Sé cuales son mis límites. Por lo tanto, no tienes de que preocuparte -ambos nos quedamos en silencio durante unos segundos y luego hablo de nuevo-. Hablé con Fabián, más de lo que he hablado en mucho tiempo con él, en realidad, y también lo abracé, por eso Levi me encontró llorando hace un rato. No sabía cuánto necesitaba ese abrazo hasta ese momento.

-¿Con él hablaste hace unas horas por teléfono? Cuando le llamaste a Rose la primera vez -siento que su cuerpo se relaja debajo de mí-.

-Y lo invité a pasar la noche con nosotros - respondo luego de asentir-, pero no quiso, dijo que ya tenía planes.

-Eso fue muy valiente, nena. Y sería tonto si te pregunto cómo te sientes porque te conozco bien, pero ha sido un gran paso para ti. Enorme en realidad, y me haces sentir orgulloso de ti por eso, porque sé lo difícil que te resulta. ¿Vas a estar bien?

-Lo haré. Soy fuerte, pero si colapso un poco, sé que te tengo a ti para sostenerme.

-Me tienes, para siempre -me abraza un poco más fuerte y yo le rodeo el cuello con un brazo mientras coloco mi otra mano en su rostro y me inclino para besarlo-.

No sé cuánto tiempo nos besamos, pero comienzo a sentirme acalorada y no por la temperatura ambiental o por efecto del Bourbon, y sé bien que él también está comenzando a sentirse afectado porque lo siento debajo de mí, y es en ese mismo momento en que rompe el beso y me mira directo a los ojos.