-Sí, si me quiero casar contigo -dije al fin
Me agache y lo bese, me sentía tan inmensamente feliz, me iba a casar con el hombre de mis sueños. Después de ese bello momento levantamos todas las cosas para regresar al pueblo y enseguida busque a mi nana para darle la gran noticia, ella estaba platicando con Acoalt y otras personas.
-¡Nana, nana! -le grite
-¿Que pasa mi niña? -dijo alarmada
-Me voy a casar
-¿Qué? -dijo asombrada
-Si nana, Santiago me pidió matrimonio -dije mientras la tomaba de la mano
-Mi niña, no lo puedo creer, me da mucho gusto -dijo mientras me abrazaba
-Muchas felicidades -dijo Acoalt
-La princesa se va a casar -dijo una de las señoras muy emocionadas
-Sí, no lo puedo creer, hay que arreglar todo -le dijo otra
-¿Y cuándo se piensan casar? -dijo Acoalt
-Aun no lo sabemos -dijo Santiago
-¿Qué les parece...en tres días? -dijo Acoalt
-¿Tres días, enserio? –pregunte asombrada era muy pronto
-Por supuesto, todo estará listo y será digno de una princesa
-¿Tú que piensas Santi?
-Por mi está bien -dijo sonriendo
-Bien será en tres días entonces
-Vamos, vamos mujer tenemos mucho trabajo -le dijo la mujer a la otra mientras la empujaba
-Sí, todo debe ser perfecto -les dijo mi nana y se fue con ellas
Los siguientes tres días todos se enfocaron en la boda, se sentían muy contentos, supongo que después de tanta tragedia y dolor se sentían bien al saber que algo bueno iba a pasar, la señora que hacia la ropa me tomo medidas para hace mi vestido de novia y otra arreglaba los penachos que usaríamos Santiago y yo, al fin y al cabo él se convertiría en príncipe y necesitaba llevar accesorios que lo demostraran al igual que yo, al terminar salí de su taller de la señora y vi que algunos hombres ponían antorchas dejando un pasillo, arreglaron con flores enfrente, en donde Santiago y yo estaríamos para casarnos
-Mi niña, ¿qué haces aquí? -dijo mi nana
-Solo estaba viendo lo que hacían nana
-Bien, es hora de que te vayas a dormir, necesitas estar descansada para mañana
-Sí, creo que si
-Anda, anda ya vete -dijo riendo
-Sí, señora -le dije y le di un beso en la mejilla
Me fui a mi cuarto y encontré a Santiago sentado mirando el piso
-Hola -dije mientras me sentaba a su lado
-Hola -alzo la mirada
-¿Que tienes?
-Nada
-Te conozco bien, dime ¿qué tienes?
-Nada enserio, solo estoy un poco nervioso por la boda
-¿Quieres que la pospongamos? No tengo inconveniente sé que fue muy pronto todo esto
-No, estoy bien, solo son nervios -dijo con una sonrisa
-Está bien, ven vamos a dormir estoy muy cansada
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La última princesa azteca
Historical FictionLa historia de una chica que luchará por su libertad y la de su país.