Capítulo 19

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-¿Ana que te pasa? -le grito Carlos y fue que me entere como se llamaba esa zorrita

-¡Ya sepárenlas! -dijo Acoalt a dos muchachos pero yo los empuje

-No se acerquen, esto es entre nosotras –grite. Así que no tuvieron más remedio que dejarnos pelear.

Ana me dio dos golpes en el estómago y un puñetazo en el pómulo derecho,  la tire de nuevo y empecé a golpearla, no supe como pero me dio una patada en el pecho provocando que me fuera de espaldas pero la pirámide me detuvo, se puso de pie y con una sonrisa burlona me indico con su dedo que fuera hasta ella, me limpie la sangre de la boca y para levantarme me apoye en la pirámide, en cuanto la toque el cielo se oscureció y luego se tornó rojo. La luna había tapado el sol, pero tenía tanto coraje que no le di importancia, Ana y yo nos encontramos de nuevo pero yo estaba decidida a terminar con esa absurda pelea, le di un golpe en el estómago y cuando se agacho a tratar de tomar aire le di una patada en la cara provocando que se desmayara. La mire, estaba toda ensangrentada y el rostro se le comenzaba a hinchar, alce la vista y todos me veía aterrorizados, todos menos Acoalt que me miraba enojado, camine hasta mi cabaña enojada sin mirar a nadie y la gente solo me abría paso.

Entre a la cabaña y me senté en la cama en eso llego Acoalt

-Erika

Al escuchar que me llamó simplemente me gire hacia la pared, realmente no tenía ganas de hablar con nadie

-Dejame sola Acoalt

-No me iré hasta que me digas ¿Qué pasó y porque hiciste eso? -dijo enojado

-Habló enserio Acoalt, vete por favor

-Yo también hablo en serio, explicame que te hizo actuar tan estúpidamente

-¡Déjame en paz! - grite-, ya te dije que no estoy de humor para que me estés sermoneando, no quiero ser grosera contigo así que por favor vete

-No puedo creer que te pelearas y precisamente en Tlaxcala, sabias que este es el lugar más difícil para convencerlos a que se unan a la lucha. Desde antes del gobierno de tu padre han estado en contra de nosotros pero tienen un amplio ejército bajo su mando, los necesitamos para la pela, entre más gente tengamos mejor, ya habíamos logrado un pequeño avance pero tu vas y tiras todo por la ventana golpeando hasta dejar inconsciente a una de sus representantes, ¿qué fue lo que paso?

-¡Ya te dije que me dejes tranquila!  -le dije empezando a alzar la voz de nuevo

-No, no me iré de aquí hasta que me digas que fue lo que paso

-Yo te lo puedo explicar -dijo Santiago mientras entraba a la cabaña

-Por favor -dijo Acoalt irritado

-Pues cuando yo estaba de regreso me encontré con Ana y empezó a coquetearme, yo la rechace pero ella se acercó y me beso en eso llego Erika y fue cuando empezó todo

-¿Y no la podías separar? -lo regaño

-Lo hice, pero Ana aprovecho el momento y golpeo con una piedra en la cara, le abrió la ceja, eso me enfureció y deje que mi esposa la golpeara -dijo y yo solo lo veía enojada

-¡Ay Erika! -dijo Acoalt agarrándose la cabeza

Comprendi lo que Acoalt me decía, sabía que tenía todo el derecho de estar molesto conmigo, pero de verdad estaba molesta, no podía pensar en nada con claridad

-¿Y ahora qué? -dije sin mirar a nadie

-Nada, tendremos que irnos

-¿Y la demostración?

La última princesa azteca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora