Capítulo 5

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Alba volvió a darle con el pie a Eilan, que seguía inconsciente en el suelo.

— Vamos... muévete. – Murmuró desesperada.

Unos sonidos guturales salieron de la garganta de la diablesa, indicando que estaba despertando.

De un momento a otro se levantó con los ojos abiertos, asustando a Alba.

Nunca la pillaban desprevenida.

¡Y mucho menos durmiendo!

Eilan se sentía rara...

Demasiado rara.

Sus pies dolian al estar de pie, bajó su mirada y vio que como siempre estaba descalza.

¿Pero por qué le dolían las plantas de los pies?

¿Por qué se sentía tan debil de repente?

— ¡¿Qué está pasando?! – Le preguntó a Alba, exaltada.

Odiaba no controlar las situaciones.

— No lo sé... la mujer esa te ha enviado aquí conmigo. – Eilan miró a su alrededor, no reconociendo el lugar y observando los rascacielos de fondo. — Y has llegado... así.

— ¿Así cómo? ¿Qué hago yo aquí? – No quería demostrar sus temores, pero los tenía.

— Estás... diferente y... em... ¡y yo que sé tú sabrás!

Eilan tomó las puntas de su largo pelo y observo el color.

Negro.

No.

¡Esto tiene que ser una tomadura de pelo de la bruja esa asquerosa! – Chilló cuándo empezó a atar cabos. — No me puede haber hecho esto... – Echó a andar sin querer verbalizar lo que estaba pensando.

— ¿A dónde vas? Ni siquiera sabes donde ir. – La siguió Alba.

Eilan caminaba a trompicones, envidiando el calzado de Alba en silencio.

Tampoco pensaba reconocer su debilidad.

— Tengo que salir de aquí.

— Noemí dijo que me devolvería ella, ¿cómo piensas hacerlo tú sola?

— De cualquier manera, ¡no me da la gana quedarme aquí por que a ella se le antoje! – Se alteró por su dolor de pies ascendiente y su debilidad en su cuerpo. — ¡Y no me sigas!

— ¡No tengo ningunas ganas de seguirte lo hago porque me da miedo que mates a alguien!

— A la única a la que voy a matar va a ser a ti como no te largues. – Amenazó deteniendo su paso y clavando sus negros ojos en Alba.

La verdad es que en ese estado, a Alba no le daba ni la mitad de miedo de lo que solía.

— Lo siento, pero ahora mismo no tienes ninguna certeza de que puedas conmigo.

— ¡¿Qué insinuas?! – Rugió.

¿Su estado tan débil era tan notorio?

— Pues que ahora mismo, Eilan, eres tan humana como yo.

Alba lo había podido confirmar del todo, ya no solo por su aspecto más humano.

Se había percatado del dolor de pies que tenía la otra.

Además de que estando en esa situación, había ardido en llamas la ciudad entera bajo sus ojos amarillentos y su rabia.

Pero se había quedado en cuatro gritos.

IT'S MY WORLD - ALBALIAWhere stories live. Discover now