~Las tareas de casa~

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Esa noche la mayor de las hermanas trabajaba en el local nocturno, situado en la esquina próxima a su hogar. Otras noches salía a delinquir, o a merodear por la ciudad si tenía alguna cuenta pendiente con alguien.

Mientras tanto la menor, Carrie, se quedaba recluida en casa a petición de su hermana, que aunque costase creérselo, era bastante protectora con ella.
La pequeña se entretenía dibujando, cazando ratones y cucarachas, o jugando al balón contra uno de los muros de piedras del patio trasero en su tiempo libre, ya que también debía hacer las tareas de la casa debido a la ausencia de la mayor.

Bastante después de ponerse el sol, cuando comenzaba a oírse a los grillos, ella preparaba la cena, y un baño para ambas.

Solía hervir agua en numerosas cazuelas, y después, con un trapo cogía las ollas ardiendo y las echaba al barril que había en el baño a modo de bañera.
Cuando Raven llegaba a casa, la menor ya había cenado, y se dedicaba a lavar, o remendar las ropas que esa noche había usado su hermana. Pues solían estar hechas jirones, o realmente sucias por las peleas en las que se metía cuando salía a por comida, ropa, y provisiones en general.

Carrie fue hacia la pequeña cocina, que entre el moho en los azulejos, los muebles ligeramente podridos, y las velas alumbrando el lugar a falta de bombillas en el techo, parecía más abandonada de lo que ya había estado años atrás.

Nada más entrar, a la izquierda se encontraba la despensa, un viejo mueble con numerosas latas guardadas, así como; aceite, un cubo con leche, remolachas, cebollas, ajos, una gran bolsa con patatas, botes con sal, y azúcar, una caja de huevos...
Encima del mueble de a penas un metro treinta, se encontraba un frutero, con naranjas,a limones, y manzanas.

Cabe destacar, que todo era robado, ya que el mísero sueldo que ganaba la mayor no les daba para mucho. La mayoría iba para comprar comida en la granja de unos "familiares" que en su infancia las acogieron, o para sobornos y deudas en ciertos momentos.

Sobre la mesa, en la pared, estaba colgado un reloj de bordes rojizos y cristal roto. Había algo de hierba creciendo en su interior, pero aún así se alcanzaba a ver la hora que marcaban unas manillas con forma de dientes de león. A su derecha se encontraba una balda, con varias botellas de licor, pero rellenadas de leche, un par de polvorientos libros de cocina, y una cajita de hojalata con galletas.

La cena de esa noche, sería; un huevo con tomate en lata y cebolla. ¡Qué gran bufete! Normalmente había truchas de río, sopa de remolacha, o tortilla de patatas, (la cual constaba de un huevo, un pedacito de cebolla, y diez patatas).

Los desayunos eran algo más elaborados, constaban de; un vaso de leche, y un pedazo de pan, con suerte, del día anterior.

Sus horarios eran algo diferentes a los usuales: se levantaban sobre las dos o tres del mediodía, desayunaban, comían sobre las siete, y la cena habitualmente era separada, Carrie a las doce, y Raven, a las tantas de la madrugada, dependiendo del trabajo.

Cuando finalmente la joven llegó a casa, se comenzó a desvestir nada más atravesar el umbral de la puerta, saludó a su hermana y sin dejar de caminar hacia el baño, se quitó las últimas prendas que le quedaban, quedando completamente desnuda para quitarse la sangre y el barro de encima.

La pequeña no preguntó, ya estaba acostumbrada a verla así, tampoco le preocupaba de quién fuera la sangre, mientras las heridas no fueran de su hermana.

A veces iba a ganar dinero en las peleas de perros, ella era de las mejores luchadoras.

Continuará...

Sardinas En LataWhere stories live. Discover now