No te alejes I. |Hades.|

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— ¡Hades! —Grité su nombre mientras iba corriendo hacia él.

— No te acerques a mí. —Me miró amenazante y con mala leche, pero eso no me hizo retroceder ni dudar.

— ¡Pero que tenemos que hacer el trabajo juntos! —Exclamé mientras agarraba su mano para que no se fuera.

— Lo haré yo solo. —Añadió empezando a andar hacia la biblioteca, arrastrándome con él debido a que no lo soltaba. — ¡Suelta me, entrometida! —Meneó su brazo.

— ¡Lo voy a hacer contigo! ¡Como si quieres como si no! —Me solté de su brazo yendo detrás de él con una sonrisa de haber ganado la pelea.

— Si sigues juntando te conmigo te causaré desgracias. —Se detuvo al decirlo, haciendo que chocara con su espalda.

— ¿Y? Me da igual. —Refunfuñé con los brazos cruzados y un rostro enfadado. —Me juntaré con quien quiera y nadie ni nada lo impedirá. —Avisé entrando, al fin, a la biblioteca.

“... Qué chica...” —Pensó Hades mientras soltaba un pesado suspiro, llevándose la mano derecha a la cabeza.

Como estuvo previsto nos pusimos a ello, el trabajo consistía en investigar los distintos poderes que existía en el universo, de los Dioses.

Fui hacia un estantería que estaba algo alejada de la posición de la mesa del Dios del Inframundo y mía. Ahí comenzaron las desgracias. Al sacar un libro de Dioses Griegos se me cayeron los demás encima, llevándome un golpe en la cabeza, pero leve. Del estruendo, mi compañero, vino donde yo estaba. Le dije que tan sólo había hecho un golpe en falso en el mueble haciendo caer los demás libros. Él sabía la verdad, pero no dijo nada.

Hades se adelantó para volver a la mesa, mientras que yo estaba apunto de irme. La estantería empezó a balancear se, y finalmente cayó.

— ¡¡Kaoru!! —Gritó Hades volviendo corriendo a mí. Pero llegó tarde. Estaba acostada en el suelo, teniendo la pierna derecha entera debajo del mueble, y de la pierna izquierda solo el tobillo hasta abajo. — ¿¡Estás bien, Kaoru!? —Preguntó alarmado mientras que intentaba levantar la estantería, pero pesaba demasiado.

— Llama a alguien. —Ordené intentando aparentar fuerte, pero mis piernas apenas respondían a mi cuerpo.

— Volveré enseguida. —Avisó echándose a correr, buscando a alguien con la mirada.

Fue recorriendo pasillo por pasillo gritando 'Ayuda'. No tardó mucho en presentarse gente.

— ¡¡A-Ah!! ¡Duele! —Me quejé intentando empujar a la estantería a mi lado opuesto, pero me desgarraba la piel cada vez que tiraba. Era como rozar el propio hueso con el mueble.

— ¡Ya volví Kaoru! —Detrás de Hades se encontraban Loki, Apolo y Takeru.

Empezaron a empujar hacia arriba y pusieron la estantería en su sitio. Los libros me cubrían medio cuerpo, por lo que no se podía ver la gravedad de la herida.

Hice un intento de levantarme, pero volví a caer. Ahí pude observar que mi pierna derecha estaba quieta, sin poder moverse y con un gran moratón violeta que recorría desde el tobillo al muslo. En el tobillo izquierdo apenas tenía heridas, solamente una cuanta sangre derramada.

— ¡Tenemos que llevarte a la enfermería, Kaoru-Chan! —Exclamó Apolo cogiendo me en sus brazos, corriendo hacia la habitación.

El rubio me acostó sobre una camilla y me atendieron inmediatamente. Me pusieron en el tobillo izquierdo una venda, y en la pierna derecha me pusieron una escayola.

— Menos mal que no ha sido peor. —Empezó a hablar la médica. — Lo que tienes que hacer es guardar reposo, y no hacer movimientos bruscos. La pierna derecha se encuentra en muy mal estado, y eso sólo se cura con el tiempo. Ahora mismo casi no tendrás movilidad en ella, pero dentro de unas dos semanas se te curará. —Finalizó con una sonrisa.

— D-Doctora... Me duele la cabeza... —Al decir esto me midió la temperatura. 39,3.

— ¡Haber avisado antes! — Cogió un paño mojado y me lo puso en la frente. Luego me abrigó bien y me dio un jarabe, que casi vomitaba por su sabor. — Ahora hay que dejarla descansar, chicos. —Ordenó echando a mis compañeros del aula.

— ¡E-Espera! —Alcé la voz mientras iba acompañado de tos. — H... Hades, ven mañana a verme... Por favor... —Supliqué observándolo con una cara de cachorrito.

— Vale. —Le costó decirlo, pero lo dijo. Se fue de la enfermería, yéndose a su cuarto a dormir.

La enfermera me dijo que si empeoraba le diese a un botón, que estaba justo al lado de la cama.

Me quedé sola, e intentaba ponerme cómoda para conciliar el sueño. Debido a la escayola del pie apenas podía moverme para encontrar la posición perfecta, así que me tuve que aguantar. Durante la noche sufrí dolores de cabeza, pinchazos en la pierna y pesadillas fatales.

Viviendo Con Dioses. | Kamigami No Asobi. |Where stories live. Discover now