Llanto desesperado. |Ares.|

1.8K 124 3
                                    

Dibujé una falsa sonrisa en mi rostro, felicitándoles por su compromiso. Luego de aquel mal rato me alejé, yendo sola por el pueblo, ya que Kira y Tsukito fueron a su vivienda y Ceres no se separaba de Hayato por ningún motivo. Me senté sobre una roca donde podía observar todo el poblado y paisaje, abrazando mis piernas de forma que mi cabeza estaba apoyada en mis rodillas. Estaba dolida, y no sabía el por qué. ¿Enamorarme de Hayato? No, qué va. Él es un Dios y yo una simple humana, qué tontería.

Pensando en todo aquello cayó sobre mi cabeza una manzana, cogiéndola en mi mano.

— ¡P-Perdón! —Exclamó un chico subido al árbol, manzano, sonriendo avergonzado.

— No pasa nada. —Dije poniéndome en pie, devolviéndole la manzana en su mano.

Un chico de, aproximadamente, 24 años, cabello castaño y ojos marrones.

De un salto bajó del árbol, y se puso a mi lado, analizando me.

— ¿Eres una de las dos chicas que trajo el Príncipe Hayato consigo? —Preguntó recordando me aquel momento, deprimiendo me.

— Sí, lo soy. —Dije fría.

— Lo siento, parece que metí la pata. —Añadió abrazando me de repente, haciendo que ocultara mi rostro en su hombro. — Llora. —Me invitó a hacerlo.

— N... No lo voy a hac...er... —Antes de darme cuenta ya lo estaba haciendo, maldiciendome por haber llegado a este mundo de dioses.

Aquel chico solo me daba palmaditas en la espalda, y cada vez que aumentaba mi llanto me apretaba más contra él, protegiendo me del exterior o de cualquiera que me hiciera daño. Dentro de unos cuantos minutos cesó mis lágrimas, quedándome como si estuviera dormida sobre él, de pie. Me sentía tan protegida.

— Soy Ares, el Dios de la Guerra. —Se presentó con una sonrisa mientras nos separábamos del abrazo. — ¿Y vos, bella dama? —Preguntó.

— Fujin Kaoru. —Dije más animada, observando sus bellos ojos. — Siento... La patética situación... La de antes... —Me disculpé avergonzada.

— Tranquila, todos debemos dejar salir nuestros sentimientos, sino explotamos. —Rió levemente mientras me acariciaba la cabeza, como si de una niña pequeña me tratase.

— ¿H... Hayato es tu amigo? —Me atreví a preguntar, tragando saliva.

— ¿Amigo? —Repitió dudoso. — Sí, se puede llamar así.

Ares y yo nos sentamos a charlar un buen rato, hasta que estuvo anocheciendo. Me recogí, yendo al castillo/mansión del Dios de la Música. Cené con la familia ‘real’ y casi no hubo palabras por medio.

Eran casi las 11:50 de la noche, e iba ya a mi habitación, directa a dormir... Cuando de pronto oí una conversación detrás de una puerta, “sin querer” la oí.

— ¿Por qué has traído a Kaoru aquí? La odio. —Preguntó la voz de la madre de Hayato, enojada.

— Tranquilizate. —Intentó calmarla su marido, pero la enfadó más.

— ¡Es todo por tu culpa! ¡Maldito! ¡Deberías estar muerto! —Amenazó la madre perdiendo los nervios.

— Kaoru es mía, y de nadie más. —Dijo Hayato seguro de sí mismo. — Me habéis tenido separado de ella todo este tiempo y ahora nuestro destino es estar juntos, recuperar el tiempo perdido. —Finalizó.

— ¡Tú eres de Ceres, Hijo Mío! —Exclamó la madre.

— ¡A mí Ceres me importa una mierda! —Contraatacó haciendo un movimiento brusco, rompiendo el espejo que había en el cuarto, en el que estaban, con sus ondas vocales. — Yo sólo necesito a Kaoru... —Susurró para irse.

Al ver que venía hacia acá me fui corriendo, disimuladamente, hacia mi habitación cerrando la puerta tras de mí. Apoyé mi espalda en la puerta, dejando caer mi cuerpo poco a poco hacia abajo mientras mi corazón se iba acelerando. Finalmente me senté en el suelo, con la espalda aún apoyada en la puerta.

¿De verdad había dicho eso? ¿Que solo me necesita a mí? Me sentí aliviada, sonrojada y alborotada, tenía que ordenar los hechos  acontecidos.

Viviendo Con Dioses. | Kamigami No Asobi. |Where stories live. Discover now