Capitulo 18: ¿Querer es poder?

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Antes de entrar, se permite observar unos segundos esa pequeña salita que siempre la resultó tan hogareña. Esa, en la que tantas veces ha buscado el mejor sitio para sentarse y disfrutar solo de dibujar y que ahora se ha convertido en el pequeño refugio de Manu. Hay una gran cristalera que te permite disfrutar de la naturaleza del paisaje gallego, a la par que te acompaña el confort y calor de una estancia con una estética de toques rurales. Una sonrisa queda tatuada en ella con sus recuerdos, sonrisa que no se borra al ver la silueta de su yayo. Pero tiene que rascar su garganta, para que el hombre que está enfrascado en su lectura, levante la vista hacia ella.

- ¿Así que eras tú la misteriosa visita?- se sorprende al descubrir a Laia

- Bueno... más o menos- responde con una sonrisa acercándose a él para abrigarle en un abrazo

- ¿No me has traído al enano?- pregunta por su nieto

- Iba Montse a casa este fin de semana- se excusa- pero mira lo que traigo- señala dejando ver dos estrellas Galicia

- Oye, que puede que yo esté mayor y la cerveza sea mi vicio... pero tu aún no puedes tomarla ¿quieres que Aitana me mate?- bromea

- Te confieso que no me gusta nada- admite por tanto haberla probado- pero no es para mí la que sobra...- responde segura con una sonrisa en sus labios

- ¿Qué tramas tú...?- pregunta confuso sin acabar de entender las intenciones de la muchacha

- Yo te prometí un día, no hace tanto, una cerveza con una persona...- empieza a resolver el misterio

- ¿Te estás quedando conmigo?- reacciona incrédulo

- Creo que no- les alerta a ambos una voz a su espalda, una voz que ambos conocen muy bien, una voz que reconocerían a kilómetros de distancia

El gesto del hombre es difícil de describir, pues la emoción le embarga por completo llegando al punto que Laia busca con la mirada aquella bombona de oxígeno que tantas veces ha sido sinónimo de vida para Manu, para asegurarse que está cerca si hay algún incidente

- La renacuajo esta es persistente...- bromea Luis acercándose a él- os he echado mucho de menos...- susurra ya en el hueco de su cuello

- Y Noe no me dijo nada...- es lo único que es capaz de decir cuando finaliza ese abrazo

- No quería estropearte este momento- señala la mujer emocionada desde el marco de la puerta

- Ya pensé que no iba a volver a verte...- dice palpando la cara del que para él es su hijo

- Laia- llama su atención Noe- ¿te parece si los dejamos un ratito solos?- propone, recibiendo una respuesta afirmativa de la joven que se apresura a reunirse con ella

- Llevo ya un tiempo en España y quise venir primero a verte- aclara- pero Miriam me dijo que estabas estable y no quería alejarme de Martín- verbaliza reflejando la sonrisa que se le dibuja al mencionar al niño también en el rostro del mayor

- ¿Ya le conoces?- pregunta visiblemente emocionado

- Me he enamorado de verdad- responde seguro- aun es raro, pero es increíble cuando me llama papá

- Es increíble cuando te lo llaman- le da la razón el mayor

Y es en esos pequeños detalles en los que se da cuenta que el tiempo ha pasado, para todos. Su Manu, su tío, su padre... ese Manu no es un Manu de halagos ni piropos es un Manu de "cabrones", puyas y piques. Pero la vida también ha pasado por él y le ha recordado la importancia de un gesto amable, una palabra bonita y de un "te quiero", aun cuando parece innecesario porque se sabe.

SaudadeWhere stories live. Discover now