Capitulo 23: Culpables

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Apoya sus codos en sus rodillas intentando asimilar todo lo que ha pasado... no sabe si es un sueño, una pesadilla o simplemente el caos más absoluto. Aitana, esa que era sinónimo de fluidez y sencillez se había convertido en el rompecabezas más complejo. Pero que sea complejo no significa que no enganche o no le guste. Le gusta y mucho, de eso no duda y seguramente sea de lo poco que en verdad tiene claro incluso antes de haberla visto de nuevo. Lo que no tiene tan claro es que pretende hacer con él. ¿O es que acaso lo que había pasado esa noche estaba solo en su imaginación?

- ¿Te vas ya?- consigue pronunciar cuando ya no la siente en ese sofá, viéndola de espaldas a él centrada en Martín

- Sí... quiero darme una ducha antes de la reunión y no quiero llegar tarde- se excusa caminando, buscando algo en su bolso

- Tu tranquila, ven cuando termines, yo no me voy a mover- responde algo que ya han hablado, pero es que lo cierto, es que no sabe cómo se deben comportar ahora

¿Acaso estaba ella dormida y no tan despierta como pensaba él a primera hora de la mañana? De ser así... ¿ha abusado de ella? ¿Qué coño es lo que han hecho exactamente?

- Luis- le llama ya en el quicio de la puerta- si pasa cualquier cosa, cualquiera, llámame- le pide- aunque sea un berrinche tonto del niño y me quiera a su lado- insiste

- Tranquila que lo sé- asegura sincero justo antes de ver como ella emite un suspiro y desaparece.

Y se queda una vez más solo, en esa postura en la que ha sido incapaz de moverse intentando buscar un significado a esos movimientos nocturnos, a cómo Aitana le había leído el día anterior con sus miedos y culpas con respecto a Martín, incluso recordando en su memoria los mensajes que le envió la catalana y pudo ver en ese álbum de recuerdos de Martín... Pero también viene a su mente que este fin de semana ha estado con su hijo porque ella se ha ido con otro, que su dedo luce un anillo que le provoca escalofríos y cuyo significado no ha tenido el valor de preguntar, que es otro quien seguramente ahora esté refugiándola en sus brazos... Y no entiende nada y siente un dejavu. Siente que todo se parece demasiado a cuando la conoció y ella tenía pareja, era inalcanzable, pero eso no evitaba que sus sentimientos crecieran de forma exponencial sin control.

- Perdón- se disculpa una enfermera al entrar en la habitación- venía a hacer una revisión de las constantes vitales de Martín, así como preguntar qué tal noche pasó- explica- ¿Está usted bien?- se preocupa al percibir los ojos rojos del hombre

- Sisi- se excusa incorporándose- trátame de tú que me haces mayor, Blanca- responde leyendo la chapa que lleva la chica colgada del bolsillo de su casaca, provocando al instante una educada sonrisa por su parte

- En tres días o así os le podéis llevar a casa- se atreve a tranquilizarle mientras coloca con cuidado un manguito en el brazo de Martin para tomarle la tensión sin despertarlo

- Vaya susto nos pegamos- responde algo más relajado

- Los papás primerizos os asustáis más- continúa mientras mide la temperatura del niño

- Bueno no...- intenta rebatir él algo confuso

- Perdón, pensé que era hijo único al quedaros aquí los dos...- presupone con total inocencia

- Bueno es complicado- contesta inseguro sin saber que decir

- Perdón, a veces me pongo a hablar y me meto donde no me llaman- se excusa colocándose un mechón que escapa de su coleta- de momento solo le pongo el suero- se apresura a explicar antes de dejarle contestar- a la hora de comer le empezaremos a introducir líquidos de forma oral

SaudadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora