14 de marzo

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Querido Phillip:

Fue curioso empezar esta carta ya que tuve que esperar a que pasaran dos noches. Me sentí mal de escribirte tan seguido. De verdad, no quiero que te alejes. Pienso que mi última historia fue un tanto... No creíble. Pero juro que si vienes a verme un día, podré enseñarte todo lo que estoy diciendo. Se supone que debería estar llenando almohadas, pero de verdad, escribirte me ayuda tanto...

Terminé mi historia literalmente en el principio de todo. Después de algunos meses de vivir de la manera que te describí en la carta anterior, supongo que te imaginarás que el propósito de mi padre de mantener a mi abuela viva fue en vano. A los seis meses de notar aquella primera mancha, mi abuela había muerto. Mi padre se negaba a aceptarlo. Recuerdo que se negó a separarse del cadáver hasta que la naturaleza empezó a consumirlo y mi padre se vio forzado a quemar el cuerpo. No se me había permitido acercarme a mi abuela desde que descubrimos aquella mancha. Su muerte realmente no me causó tanto dolor como el tenerla cerca y no poder verla. Dejé a mi padre lamentarse sin decir nada. La verdad, esperaba que él se acercara ahora que ya no tenía más distracciones, pero erré. Un día mi padre finalmente dejó a mi difunta abuela en paz y se dirigió al interior de la casa donde yo separaba plumas.

—Alice—me dijo con la voz más ronca de lo normal—¿Dónde está tu madre?

—No lo sé padre, se fue hace una semana en la mañana y no ha regresado.

—¿Se fue? ¿Por qué se fue?

—No lo sé padre—le dije tranquilamente

—Niña buena para nada, es increíble que no sepas dónde se encuentra ni tu propia madre. ¡Anda! Sal a buscarla que tengo que hablar con ella ahora.

—Pero padre, nunca he salido de las Cumbres—le dije un tanto asustada. —Ella siempre vuelve y se vuelve a ir.

—No te atrevas a responderme de nuevo Alice. Te he dicho que vayas a buscar a tu madre.

Después de eso no dije más. Jamás mi padre había sido tan duro conmigo. Me dirigí a la puerta de la casa sin tomar nada conmigo, solo salí y corrí. Corrí con todas mis fuerzas y olvidé por completo la razón de mi salida. Jamás me había sentido tan sola y tan libre al mismo tiempo.

Miles de pensamientos cruzaron mi mente. Podría escapar, ir a Himmerton y hacer mi vida tal y como lo habían hecho mis padres. Encontraría a alguien que me quisiera, y tendríamos una familia. Podríamos vender almohadas, sabía perfectamente el procedimiento. Inclusive podría crear mi propia empresa, tener una familia. Recuerdo el haber planeado mi vida completa cuando apenas empezaba a bajar por aquella montaña. De pronto, regresé a mi realidad. No sabía a dónde ir. No sabía donde quedaba Himmerton. ¿Por qué alguien quería fijarse en una niña soñadora sin nada más que un inútil conocimiento en plumas de almohada? ¿Qué iba a hacer? ¿Y si alguien venía por mí? ¿Y si me hacía daño? ¿Y si seguir caminando implicaba mi muerte?

Había pasado de una serie de pensamientos para salir adelante, a un miedo que me consumía desde el fondo de mi ser. El pánico se apoderó de mí y entonces empecé a llorar. Caminaba y lloraba sin saber a dónde ir. Iba derecho, solo derecho, a veces cerraba los ojos para dejar que el destino me guiara. Tal vez yo nunca debí de haber nacido, tal vez la vida me llevaba a mi muerte ahora que nadie me necesitaba. Mis padres tal vez no estaban hechos para estar juntos. Me había equivocado. Y si ellos no estaban hechos para estar juntos, yo no tenía porqué existir más.

Mi mente solo me apresaba en miles y miles de pensamientos de desesperación y resignación. No me di cuenta cuánto tiempo llevaba corriendo, cuando vi que la luz del día salía de nuevo. Mis ojos difícilmente podían distinguir el ambiente. Estaba tan cansada, tan hambrienta. No podía recordar la razón por la que había salido de casa. Mi cuerpo cayó al suelo y fue lo último que recordé antes de que aquella chica, Isabel me llevara a la segunda parte del infierno de mi vida.

Pensar en estas cosas me hace llorar Philip. No puedo escribir más por hoy. Lo siento.

Te quiere

Alice

Querido Phillip:Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora