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Leer escuchando la canción de multimedia.

Recuerdo aquel entonces, cuando me acompañaste
En los agobiantes e intensos últimos años de mi adolescencia
En esa época donde no podía ver un futuro frente a mí
Lloramos, reímos
Es gracias a que estuve contigo que puedo recordar esos momentos sin tanta amargura.

Finalmente, Estados Unidos había sido adoptado por una familia conformada por un padre, una madre y una niña. Los adultos parecían amigables, e incluso le habían prometido un piano en su casa. La niña era un tanto ruidosa, pero podía soportarla.

Al menos eso era estando ellos fuera.

¡La concha de la lora, Alemania! ¡No puede ser que tenga que arreglar todo yo!—gritó su nueva madre a su nuevo padre, estando ya en el auto.

No jodas, Uruguay. Estoy ocupado—le había respondido Alemania desde el asiento del copiloto, usando una computadora portátil.

Vos y tus mierdas de trabajo. ¡Poneme atención, la concha de tu madre!

¿Por qué crees que las estrellas se llamen estrellas? ¿Será porque se estrellan con el suelo después de un tiempo?—preguntó la niña a el niño, el cual se encogió de hombros incómodo.

Y así estuvieron todo el camino, entre gritos y rarezas de la pequeña.

Estados Unidos sentía las ganas de volver corriendo al orfanato a relajarse tocando el piano.

Sosteniendo mi hombro roto dije,
"En serio ya no puedo seguir con esto".

—¡Dale, nene, movete!—gritó Uruguay, apurando a Estados Unidos, quien comenzó a comer más rápido. Se había empapado el uniforme del liceo con agua, pero ya se le secaría. Cuando Uruguay lo tuvo enfrente, le volvió a gritar—¡Sos un pelotudo, ¿no podés comer como la gente normal lo hace?! ¡No puede ser que te hayas mojado el uniforme!

It will be dry after some minutes-

¡No me hables que ya te dije que no hablo taka taka! Ugh, ¿no podes aprender a hablar español como cualquier persona? Anormal de mierda.

Estados Unidos solo se aguantó cada insulto con la cabeza baja, resignado.

—¡Dale, movete enano!—exclamó Argentina desde el auto de su madre. Ya llevaba más de cinco minutos esperando, y no era la persona más paciente del mundo.

Bueno, dale, subite.

Estados Unidos corrió al auto y abrió la puerta, pero cuando había puesto un pie dentro del vehículo, su hermana le cerró la puerta.

¡Ow!

No te quejes, nene. A tu edad, a mi me habían internado y no me quejé ni una vez.

Yeah, sure, pensó Estados Unidos.

En el auto, el chico aguantó cada insulto por parte de su madre y cada golpe por parte de su hermana. Él intentaba calmarse tarareando una melodía que ansiaba tocar en el piano al volver a casa.

Realmente odiaba su vida. Era mucho mejor cuando vivía en el orfanato.

Pero cada vez que pensé en rendirme, tú me dijiste desde un costado:
"Pero claro que puedes, bastardo".

Estados Unidos se encontraba en la sala del piano de su... casa, después de haber realizado su tarea de matemáticas. Se había sentado en el banco de cuero negro, y había comenzado a tocar. Esta vez, tocaba "MAMA" de un cantante coreano que amaba, J-hope.

Piano [Estados Unidos]Where stories live. Discover now