Gracias

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Mi casa, tu hogar...

El camino había comenzado... ambos recorrerían ese trayecto hasta el final.

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Después de tanto tiempo, de estar a merced del viento y los elementos, después de sentir la fuerza del agua, la tierra y el sol. La vida regresaba a la desgastada estructura con la sonrisa de un ser, mientras la emoción de ese posible futuro se reflejaba en las manos de quien le rescataba.

Los ganchos se anclaron en su figura, el acero de hizo contacto con la estropeada figura, pronto partirían para experimentar esa desconocida sensación, la de un sueño llevado a la vida real.

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Todo puede ser perdonado, siempre se puede recuperar el paso que quedo atrás.

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Nimiedades decían los vecinos, tonterías, palabras sin sentido, alucinaciones de un viejo solitario que es incapaz de aceptar su realidad.

Una modesta casa con un taller en su misma cochera, una que alguna vez albergo hermosos vehículos listos para correr, un artista del metal y el acero, un ente que vivía para y por sus sueños.

-Que hablen- Decía sin darle mayor importancia a sus expresiones.

-Es su frustración la que expresa esas palabras, al no ser capaces de arriesgarse a perseguir sus sueños- Susurro acariciando su tesoro, su amor.

Una ilusión dejaría de serlo para llevarlo a la realidad.

La hierba gimió al sentir el peso de esos rines aplastarle con lentitud, el rechinido de los metales se hizo presente, pero era tan pasajero como su mera presencia. El óxido cayó al piso junto con la tristeza de ese abandono.

-Todo va a estar bien- Se escucho la voz del hombre, quien parecía confortar al carro sin pensar.

Su hijo no diría nada, era tiempo de dejarlo soñar, de permitirle volar en esa mente llena de ilusiones que parecían olvidadas.

Esa era su oportunidad.

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Vamos hacia adelante, superemos lo que dejamos detrás...

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Dejando tan sólo, la sombra de aquel lugar, donde la figura de un viejo deportivo se mantuvo oculto, sufriendo por gusto propio, martirizando su existencia con la culpabilidad fue todo lo que quedo. Las viejas huellas de un pasado incierto, de un secreto personal.

La grúa levanto el vehículo, todos iban a casa, al prometido hogar.

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Y así comienza de nuevo.

Las calles revestidas de pavimento relucieron al frente, los autos andando, las gente que las habitaba, los puestos, los comercios, el ruido.

Cuantas similitudes entre lo que dejo atrás, la grúa viro tomando su camino, abriéndose paso en esa multitud que les rodeaba, en su interior su dueño sonreía mirándolo de vez en vez. Para él no había óxido ni suciedad, solo la forma de aquello que siempre anhelo tener.

Terran no podía describir lo que sentía, con las palabras de ese hombre quien le aseguraba que algún día volverían, pero tan sólo para verlo correr sobre esas calles, para sentir el pavimento bajo su figura; para que la gente observara la belleza se que ocultaba tras ese abandono.

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Terran...

Tu voz se ha convertido en ese impulso que me hace continuar, en la esperanza oculta en el olvido. Como describir la alegría que viste mi chispa al observar el paisaje, al sentir el viento nuevamente, al ver ese peso alejarse, yo se que aun estoy muy lejos de la redención, del perdón. Pero ahora hay algo más en esta larga línea de vida, algo que jamás vi llegar.

Terran Un mustang sin jineteWhere stories live. Discover now