𝐓𝐔𝐓Ú | 𝐅𝐑𝐄𝐍𝐊𝐈𝐄 𝐃𝐄 𝐉𝐎𝐍𝐆 ✔️

één

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El holandés por primera vez había decidió salir por su cuenta en público por Barcelona, iba encubierto.

Se había detenido en una cafetería que parecía muy tranquila y poco visitada.

Habían una familia, una pareja y una chica todos desayunando por su cuenta.

Le pareció el mejor lugar para entrar.

Cuando se acercó a pedir en inglés la señora de la caja lo miró extrañado.

—Español please— le pidió con un fuerte acento.

El chico rápidamente se maldijo a sí mismo, en anteriores ocasiones su novia lo había ayudado con el idioma pero estos habían terminado a los pocos días de llegar a Barcelona.

—stront— maldijo en su idioma natal, cosa que la castaña que había estado prestando atención a su conversación reconoció de inmediato.

—¿te ayudo?— le pregunto en holandés con una sonrisa al rubio.

Él quedó fascinado por cómo habla el idioma a la perfección pues notaba que no era holandesa, era baja y de piel bronceada.

—un millón de gracias— le respondió— quisiera un café negro con una magdalena.

La chica asintió y le repitió su orden a la señora con una sonrisa, típica de ella.

—son cuatro euros— ella sacó dinero del suyo y pago.

El la miro confundida.

—¿que haces?

—solo un pequeño regalo de bienvenida de una compatriota— el negó rápidamente— hey no es nada de verdad.

—¿eres holandesa?— pregunto sorprendido.

—mi madre lo es— recibió la orden del chico y se la entregó— pero papá es español puedo decir que sus genes predominan ante los de mi madre.

—¿nos sentamos?— le ofreció pues la chica le había llamado la atención demasiado y desde que llegó había encontrado a muy pocos holandeses.

Ella tomó asintió con una sonrisa.

—¿que te trae a Barcelona?— pregunto.

—trabajo— respondió conflictivo con su respuesta— ¿a ti?

—vivo aquí desde que tengo quince, antes vivía en Amsterdam.

—¿por que aquel cambio?— la vio beber de una gran taza de café que ya se encontraba en la mesa.

—la empresa de mis padres, decidieron extenderse a España por tres años pero al cumplir los dieciocho decidí quedarme— le mostró otra gran sonrisa— me enamore de Barcelona.

La vio mirar por la ventana, era una chica hermosa.

—espero me pase lo mismo— murmuro antes de acabar su café— ¿te apetece ser mi guía?— pregunto de la nada sorprendiendo a la chica.

—bueno estoy desocupada esta tarde— tomo su cartera y se levanto al mismo tiempo que el chico, abrió su teléfono enviándole su ubicación a tiempo real a su mejor amiga, pues no era tampoco tan tonta.

—genial— se levantó también—¿cual es tu nombre?— le pregunto al salir del local acomodándose la gorra y la hoodie que tenía, tomó sus lentes de sol colocándolos con una sonrisa algo nerviosa.

—Alessia, mis amigos me llaman Ale o Sia como prefieras ¿tú?— la chica lo miro extrañada—¿no tienes calor?

—Esta bien te lo diré pero por favor no lo grites ni nada ¿si?— tomo sus manos— juego fútbol profesional, me acaba de firmar el barcelona.

El espero una reacción totalmente diferente a la que recibió.

—oh, eso es cool— le respondió la castaña— ¿como te llamas?— repitió sin prestarle mucha atención al comentario anterior.

—Frenkie— le extendió su mano.

—un gusto Frenkie— se la estrechó de vuelta— nuestro tour puede comenzar en la plaza aquí cerca— comenzó a caminar mostrándole cada detalle del centro de barcelona.

Le fascinaba oírla hablar español de vez en cuando con la gente y ver lo concentrada que estaba con cada detalle de barcelona.

—¿te gusta mucho no?— cuestiono cuando se detuvieron por un helado.

—siempre ame España desde pequeña la conocí toda pero barcelona— miro a su alrededor — barcelona es especial para mi, es mi hogar y la amo.

El se sentía igual de su país.

—no digo que no ame Amsterdam— río divertida— Amsterdam también es mi hogar y es hermosa solo que, barcelona tiene un lugar especial en mi corazón.

—es agradable escucharte hablar así de aquí— se limpió la boca— no había tenido tiempo de salir a conocer bien pues entre entrenamientos, entrevistas y juegos de la pretemporada— suspiro cansado— no tuve tiempo ni de respirar.

—¿te gusta el fútbol?— pregunto limpiándose ella ahora.

La miro confundido ¿que clase de pregunta era?

—soy jugador profesional— le respondió tomando una servilleta para limpiar la mejilla de la castaña.

—gracias— le sonrió— esa no fue mi pregunta.

—si, el fútbol es mi pasión y es mi todo siempre fue mi escape.

—pues todas esas cosas que te cansan valen la pena entonces— emprendió su camino otra vez dejando al holandés simplemente con la boca abierta.

—es increíble— murmuro para sí mismo viéndola caminar.

—¿vienes o no?