Capítulo 23

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Me encontraba en mi habitación repasando uno de los últimos temas que nos entraban en el examen de historia de mañana. Sentí que si no descansaba un rato y seguía repitiendo los nombres de todas las personas importantes que hubo durante el reinado de Isabel II mi cabeza iba a explotar.

Decidí tomarme un descanso y cogí uno de mis blocks de dibujo donde tenía empezado uno que comencé a hacer poco después de que Nat me cantase su canción. El fondo era fácilmente reconocible para cualquier persona que hubiese estado en la cala, lo había dibujado con la marea alta y el precioso arco de roca al fondo. Sentada en la arena había dibujada una chica mirando al mar de cuya espalda desnuda salían dos alas, una de ellas rota, se podía distinguir que era Natalia por los tatuajes que dibujé en su cuerpo, iguales a los que ella tenía. Me mantuve concentrada en el trabajo que estaba realizando, comenzando a jugar con las sombras que iba dibujando con el grafito de mi lápiz. Unos golpecitos en el cristal de la puerta de mi terraza me sacaron de mi estado de concentración, y rodando mis ojos me giré en la silla para ver a mi novia tacando con sus nudillos en el vidrio con una sonrisa. Me levanté y abrí la puerta, elevando mis cejas.

—Buenas tardes, ¿se puede pasar? —preguntó con su sonrisilla y un tono educado a la vez que sarcástico.

—Sabes que hay puertas en esta casa, ¿no? —pregunté con un tono gracioso y suspirando, haciéndome a un lado para dejarla pasar.

—Hola Natalia, estoy muy bien, echándote de menos. ¿Y tú? —vaciló, mientras reía y miraba levemente mi habitación.

—Hola. —saludé con una risa antes de darle un beso en los labios. —¿Que haces aquí?

—Pasaba a visitar a Queen. —Dijo con una sonrisa haciendo un gesto con la cabeza hacia mi gata que estaba tumbada en una esquina de la habitación.

—Ah bueno pues entonces te dejo sola con ella y sigo estudiando. —Le vacilé. Iba a irme hacia mi mesa pero me lo impidió acercándome a ella para dejar un besito en mis labios mientras sonreía.

—¿Qué estudias? —cuestionó, interesándose por ello mientras se acercaba a mi escritorio una vez se separó de mí. Yo cerré de nuevo la puerta de mi terraza.

—Historia. Mañana tengo examen. —respondí aburrida.

Ella vio el dibujo aún a medio finalizar y lo tomó entre sus manos, observándolo con detenimiento mientras yo me sonrojaba levemente y miraba hacia el suelo algo avergonzada. Una débil sonrisa apareció en sus labios mientras pasaba con delicadeza las yemas de sus dedos sobre el papel.

—Así que historia... —dijo con una risilla y mirándome, elevando una ceja.

—También es importante estudiar otras cosas. —respondí poniendo voz de niña buena.

—Ya veo. ¿Como qué?

—Anatomía femenina, por ejemplo. —respondí, como si fuera una respuesta obvia. —¿Te gusta?

—Me encanta. —respondió, sinceramente. —Aunque para estudiar anatomía femenina me podrías llamar, ya sabes... —dijo con una voz más grave y ronca mientras ponía sus brazos alrededor de mis caderas. —Así desnuditas, tú me puedes dibujar si quieres, yo poso para ti... Esas cosas.

—Esas cosas. —respondí con una sonrisa mientras asentía. —Sí, lo veo bien.

Sin dejar de sonreír, rodeé el cuello de Natalia con mis brazos antes de unir nuestros labios. Era un beso lento, en el que movíamos nuestras lenguas de una forma sincronizada. No tardé mucho en tirar de su cuerpo para colocarnos en la cama, ella debajo de mí. Sus manos fueron a parar a la parte baja de mis muslos, sobre los que hizo presión para pegar más su cuerpo al mío. Mis piernas estaban posicionadas a ambos lados de sus caderas, lo que hizo más sencillo aquello. Nuestros besos no cesaban y únicamente nuestras lenguas perdían el contacto a la hora de separarnos para tomar algo de aire. Hundí mis dedos en sus mechones de pelo oscuro, acariciando levemente su cuero cabelludo donde pude notar su cicatriz. Poco a poco estaba sintiendo como la temperatura de mi propio cuerpo se elevaba, pero esta vez si que quería que fuera así. Tras un par de minutos de besos acalorados, me incorporé y comencé a quitarme la camiseta que tenía mientras que las manos de Natalia se entretenían en mi culo. Vi su sonrisa justo antes de unir nuestros labios de nuevo, y eso simplemente me encantó. Noté como acariciaba con sus dedos la parte baja y desnuda de mi espalda, y en cuando metió sus manos bajo los pantalones que llevaba para tener un mejor contacto, solté un suspiro sobre su boca. Quería sentir su piel contra la mía, lo estaba deseando. No podía y no quería esperar más. Tenía esa urgencia de notar su cuerpo desnudo junto al mío, de poder tocarla y quererla en todos los sentidos posibles.

Runaway || AlbaliaWhere stories live. Discover now