Capítulo 5: Tranquilo

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Mis sueños crueles y satisfactorios se ven interrumpidos de repente por dos molestos sonidos ; el primero es mi móvil, el cual está saturado de mensajes de Peter y el segundo es una musiquita molesta proveniente de la parte de abajo. Después de maldecir a cualquier puta persona que estuviera escuchando música a esa hora deseándole la muerte más lenta y dolorosa procedo a levantarme a duras penas de mi cama recordando mi labor. Bajo las escaleras con la más mala hostia que puedo, con mi pijama, los pelos alborotados y unas ojeras poco amigables ya que casi no había dormido esa noche. Y como esperaba allí estaba Isa en mi salón pegando brincos, vestida con unas apretadas mallas, una coleta alta y un top mientras ejecutaba su clase de zumba.

--¡¡Oye!! - grito lo más fuerte que puedo, esta chica me causara un infarto.

Ella me ignora o simplemente es sorda y no escucha mi grito, fuera lo que fuera decidí arreglar las cosas por mi cuenta y poner orden, así que desenchufe el cable de la tele.

--¿Qué coño haces? Ya casi había terminado - se queja poniendo por fin la atención en mi.

--¿Enserio? Pobrecita - le digo con tono sarcástico.

--¿Tienes algún problema niñato? - se cruza de brazos haciéndose la amenazante.

--Pues sí, la verdad , tú eres mi problema, ¿Qué clase de persona se pone a bailar zumba a las siete de la mañana? Hay gente que sigue durmiendo - le regaño escapando mi falta de sueño.

--Yo puedo hacer lo que quiera, mi tía me ha dicho que este como en casa y eso hago, deberías levantarte antes, eres un vago - me chulea esa barbie teñida con extensiones.

--Eso es una frase hecha, tienes que recordar que esta no es tu casa y si yo digo que no quiero música ¡No hay música! - intento que esa ramera lo entienda.

--¿Y si no quiero? ¿Qué vas a hacer? ¿Echarme? ¿Pegarme? ¿Matarme? - se va burlando de mí.

--¿Qué pasa aquí? - interrumpe mi padre.

--Tú pequeño demonio no me deja en paz, creo que le gusto - se lo cree demasiado.

--Más quisieras tú que pusiera tan solo uno de mis ojos en ti - respondo con todo el odio del mundo.

--Cley ¿Quieres dejarla en paz?¿Qué te pasa? Es la invitada, sé amable, no quiero que la molestes - mi padre defiende a ese maniquí sin cerebro.

--Esta bien... Ten cuidado al volver a conectar el cable podrías electrocutarte, ya sabes, eres una de esas personas que morirán jóvenes - finalizo quedando a Isa con una cara de miedo y desconcierto.

--Perdonale, él suele ser muy amable y respetuoso no sé que le está pasando - me excusa mi padre.

Subo a mi habitación muy cabreado y cierro la puerta de un portazo, ¡Mierda! Todo esto se está complicando, ya me están viendo como el malo de la película y ha eso se le suma que mi mala hostia por la mañana está multiplicada por dos. Empiezo a hiperventilar furioso recreando la muerte de Isa varias veces, hasta que cojo unas tijeras y me hago un corte en la muñeca, eso ayuda a calmarme; el dolor. Por fin agarro el teléfono y respondo a los setenta mensajes que Peter me ha mandado, la mayoría de ellos son memes.

--¡Cley!¡Baja! - me grita mi madrastra.

--"¿Y ahora qué coño sucede? "

--¡Voy! - respondo mientras me preparo rápido, me vendo el corte y lo intento ocultar con una muñequera.

Bajo lo más rápido y sereno posible y me dirijo a la cocina.

--¿Qué pasa? - pregunto intrigado.

--Me ha dicho Isa que la has ofendido y amenazado - me reprocha eso señalando a su sobrina.

--Yo no he ofendido a nadie

--Me has dicho que ésta no es mi casa - responde la maldita lagartija.

--¿Eso es ofender? - recapacito.

--No tienes derecho a decirle eso, ésta casa es más suya que tuya - me regaña esa imitación de mi madre.

--¿Qué estás diciendo? - susurra mi padre a su segunda mujer sin entender su comportamiento conmigo .

--Lo que oyes, esta casa es mía, ella es mi sobrina tiene derecho a estar aquí, tu padre también y mi pequeña hija también. Pero tú no pintas nada, no tienes derecho, así que más te vale disculparte con ella - suelta esas barbaridades que dejan helado a mi padre.

--Scay, creo que te estas pasando - se opone mi padre.

--Yo creo que no, soy amable con tu hijo así que no permitiré que trate mal a mi sobrina - dice mientras abraza a tu pequeña joya, la cual no lleva ni 24 horas aquí y ya me ha acarreado problemas.

--¿Y bien? - me condiciona Isa.

--"Finge, finge, finge, no digas lo que piensas, aguanta, aguanta"

--¿No vas a decir nada? Te lo repetiré... pídele perdón y promete no volver a molestarla, la ayudaras en todo lo que necesite y no volverás a gritarle, estarás a su mera disposición - suelta esa estupidez que me sienta como una bomba.

--¿Por qué? - respondo.

--Es lo menos que puedes hacer mientras estés aquí - Pero ¿Qué cojones le ha dado a esta mujer?

--"No digas lo que piensas, tranquilo Cley, tranquilo Cley"

--¿Y bien?

--"Tranquilo, tranquilo, finge, finge, todo se irá a la mierda tranquilo"

--Siento haberte dicho eso, no estuvo bien, ésta es tu casa y no la mía, tengo que recordar que aquí el invitado soy yo - digo a duras penas pesando cada palabra en lo más profundo de mi orgullo.

Mire a mi padre en varios ocasiones esperando que me defendiera en algún momento pero su miedo por las mujeres es humillante.

--¿Ayudarás en todo a tu prima Isa? - pregunta mi madrastra disfrutando cada palabra, sabía que era una bruja igual que su sobrina.

--Sí - dije con una de mis peores caras mientras apretaba lo más fuerte posible el corte que me había hecho anteriormente.

Buscaba de alguna manera que el dolor me calmara, el problema es que mientras más cabreado estoy más dolor necesito sentir para calmarme. En el peor de los casos necesito sentir dolor o producirlo y como ya e dicho no soy de matar inocentes, pero hay que recordar que nadie es inocente del todo. Admito que tengo miedo, miedo de mí, de mi reacción, esa chica me provoca demasiados nervios y odio, ¿Y si acabo clavándole algo? Sé controlarme pero no puedo prometer no dejarme llevar, aunque la verdad desearía hacerla sufrir, ponerla de rodillas y hacer que suplicara entre lágrimas y llanto desenfrenado por su vida para después humillarla y finalmente matarla horriblemente. No soy cruel simplemente he aprendido a utilizar más mi cerebro y menos el corazón.

Miro por última vez a mi padre esperanzado de que diga algo, que proteste por mí, pero nada sigue callado como un cobarde.

--Acepto esas disculpas, puedes retirarte - bromea Isa encantada con la idea de que sea su esclavo personal.

Yo que ella no se si estaría tan contenta de tener al lado a alguien que puede explotar en cualquier momento.

Más Allá de mi SonrisaWhere stories live. Discover now