Puro Arte - Albalia

e p i l o g o

3 años después del nacimiento de Olivia.

Narra Alba

No se oía un solo ruido en mi casa. Tenía la vista puesta en punto fijo de mi habitación. Las lágrimas caían por mis ojos sin poder creerme lo que había pasado. Escuché como unas pequeñas manitas tocaban a la puerta de mi habitación, haciéndome saber que se trataba de mi hija. Quité las lágrimas de mis ojos y me levanté de la cama. Abrí con cuidado la puerta encontrándome con el rostro triste de Olivia.

-Mi amor.- Me agaché para quedar a su altura.- ¿Qué ocurre?- Negó con la cabeza y se abrazó a mi cuello. La cogí en brazos e ingresé de nuevo en la habitación. Me volví a sentar en la cama poniendo a mi niña encima de mis piernas. Ella solo mantenía la cabeza sobre mi pecho sin decir nada.

-Mami.- Me llamó tras unos minutos de silencio.

-Si cariño.- Le contesté con ternura para que se relajase.

-¿Por qué mamá y tú no os habláis? Lleváis así desde que he venido del cole. No habéis dicho nada en la comida y mamá no ha venido a darte un beso antes de irse a trabajar.- Me dijo mi hija y me sorprendí de que se hubiera dado cuenta de ese dato.- ¿Estáis enfadadas conmigo? ¿No vais a volver a hablarme nunca más?- Sonreí con ternura ante lo dulce que era mi niña.

-Por supuesto que no cielo.- Acaricié su pelo.- Sabes que mamá y yo te queremos demasiado para dejar de hablarte.

-Entonces, ¿por qué os habéis enfadado? Mamá y tú nunca peleáis.- Puso un puchero que me recordó a Nat.

-Por cosas de mayores pequeña.- Le di un toquecito en la nariz.

-¿Ya no os queréis?- Preguntó ladeando la cabeza.

-Oli pues claro que no seguimos queriendo. Lo que pasa es que cuando 2 personas se quieren mucho hay veces que discuten.- Me mordí el labio pensando si mi mujer me seguía queriendo.- Es totalmente normal. ¿O es qué cuando te peleas con alguno de tus amigos dejas de quererles?

-No.

-Eso es. Yo no he dejado de querer a mamá.- Le dije mirando sus grandes ojos miel.

-Pero, ¿vais a perdonaros?- Me preguntó mi hija algo preocupada.

-Por supuesto que sí.- Besé su frente sin saber si esa era la respuesta correcta.- Ahora, vamos a preparar tu mochila, el tío Santi tiene que estar al caer.

-¡Vamos mami! ¡Vamos!- Olivia se bajó de mi regazo y tiró de mi mano para ir a la cocina. Santi se iba a llevar a Oli a pasar el fin de semana a su casa. Mi hija estaba muy ilusionada por ir a jugar con sus primos y yo en verdad lo agradecía. Tenía que hablar largo y tendido con mi esposa.