Es una lástima que la vida te quita más de lo que te da, al menos referido a esos pequeños momentos positivos y valiosos que marcan al individuo.
A veces es el sabor de tu pastel favorito en un cumpleaños, ganar una medalla o trofeo en alguna competencia en la que se haya participado; para otros quizás sea el primer día de clases o recibir un diploma; sea quizás un viaje a un destino desconocido o un paseo por la tarde en un parque. Son momentos especiales, te llenan de orgullo, dicha, amor. Pueden durar tan sólo unos minutos o, en casos especiales, la racha de días o semanas enteras. Hay personas que tal vez puedan ver la felicidad en cosas pequeñas cada día, para ellos posiblemente esos momentos sean más frecuentes y duraderos. Cada persona es distinta y su percepción de las cosas buenas varían de individuo a individuo.
Pero en el mundo en que él vive, por lo menos, nada hay como el día en que ves los colores por primera vez. Nada se compara, nada supera la abrumadora pero exquisita experiencia de ver un abanico de colores extenderse más y más hasta que cubre todo tu mundo.
Obscuros, brillantes, vibrantes, opacos, fríos y cálidos.
Los hay de todo tipo. Y es imposible no amarlos.
Y vaya que los ama. Sabía de su grandeza antes de poder verlos; al igual que casi todo niño, sus padres siempre le hablaban sobre ese hermoso espectro, sobre cómo en una fiesta universitaria su padre tomó la muñeca de la mujer desconocida que por un mal paso estaba por caer al agua. Y en ese momento el mundo y la vida entera de ambos cambió.
Azul y blanco, esos son los colores que marcaron aquel día. El cielo y las nubes en ese despejado y maravilloso día, el agua azulada y baldosas blancas al fondo de la piscina. Una toalla blanca para cada uno tras salir del agua, pues la repentina aparición de tantos estímulos visuales les imposibilitó la tarea de no caer en la alberca. Su padre estaba nervioso, ella era una mujer hermosa y delicada, una chica con lindos ojos obscuros y una risa encantadora, mientras que ella veía en él un hombre adorablemente torpe; aprendieron de sus carreras, de sus vidas de forma breve, al acabar la fiesta concordaron en que no querían despedirse aún, así que su primera cita la pasaron dentro de un restaurante de comida rápida que ofrecía servicio las 24 horas, con batidos de fresa y papas fritas. Desde ese día han permanecido juntos, y es tan sólo lo obvio, ¿Quién querría alejarse de su alma gemela una vez que se han encontrado? ¿Quién sacrificaría los colores y a esa persona que el destino ha preparado para ti?
El recuerdo de una fiesta de piscina en el verano, dos colores, sostener una delicada muñeca durante una caída y reír hasta las tres de la madrugada. Ese es el día que marcó la vida de sus padres.
Para Doyoung, ocurrió durante su graduación de la universidad. El día en que dice adiós a los salones donde durmió, aprendió, luchó y conoció, junto a otras cinco clases de su generación. Los conocía a todos, en mayor o menor medida. Su objetivo al entrar era no solamente convertirse en el estudiante más sobresaliente de su año, sino también conocer a tanta gente como pudiera, ayudar y divertirse con ellos en los pasillos y quien sabe, quizás encontrar a su alma gemela en el camino.
La última parte no ocurrió durante los cuatro años de carrera, pero lo comprende, el destino le estaba diciendo "aún no es el momento", y aunque desea encontrar a esa persona especial y única, así como ver los colores, ese día tenía que dar un discurso de despedida y los nervios lo mantenían demasiado ocupado como para pensar en el romanticismo.
YOU ARE READING
◜◦ Δ COLOR ⇝ ʚ Dotae : Taedo ɞ
FanfictionEl día en que encontró a su alma gemela, Doyoung también encontró los colores. Años después la felicidad de aquel encuentro se convirtió en un manto frío, la relación abusiva en la que se encuentra atrapado destroza su alma, y los colores son su úni...