Capítulo 80

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Tyler

Decidí ir a dar un paseo por los alrededores. Por primera vez, Shaya no había exigido ir conmigo ya que no se separaba de Aska. Torel salió luego de un rato en dirección opuesta a la que yo iba. Lala se quedó en la guarida. Y Tommen... creí que iba conmigo, pero ahora me doy cuenta de que estoy solo.

— Este día no podría ser peor... — suspiré mientras me detenía.

— ¿Te pasa algo? — era Kaila.

— ¿Cómo es que siempre te encuentro en todas partes?

— ¿No serás tú el que siempre se pone en mi camino? — dijo con una sonrisa.

— Eso no tiene mucho sentido... — dije sonriendo con el ceño fruncido — ¿qué haces aquí?

— Nada realmente. Solo salí a caminar, y sin querer me pasé de los límites...

— Veo que eso te pasa seguido...

— ¿Estás bien? Tu voz suena más apagada de lo normal — dijo mientras se acercaba mirándome a los ojos — ¿Qué ocurre?

— Torel anunció que mamá morirá.

— ¿Y eso te molesta?

— No. Lo que me molesta es la forma en la que lo hizo. — me molesté con tan solo recordarlo — no le importó el que Shaya solo tenga una luna. No lo tomó muy bien, pero no lo culpo a él.

— Tiene suerte... — me sorprendió que dijera eso — es mejor que solo... fingir que todo está bien y... un día solo despertar, y ser la única que lo haga... — la miré con culpa.

— ¿Eso fue lo que pasó? — no respondió.

Por un momento quise decirle lo que sabía. Pero lo mejor era que no, ya que si alguien llegaba a oírme, Kaila podría estar en peligro, al igual que Tommen.

— ¿Y bien...?

— ¿Y bien... qué?

— ¿No vas a preguntar sobre mi relación con Tommen como siempre?

— Ah... no, yo... — no sabía que decir al respecto — lamento eso.

— Descuida — se rio — me agrada que seas tan persistente — dijo acercándose más a mí. Tanto, que me sentí... ¿indefenso? — ¿Estás bien...?

— Si... yo... ¿por qué lo preguntas?

— Oh... nada en realidad... — se paseó delante de mí golpeando mi nariz con su cola y haciéndome estornudar. — jaja.

Kaila era un verdadero enigma para mí. Me hacía sentir nervioso, confundido, y un poco cohibido. Pero me encantaba su compañía. Ella me hacía sentir tranquilo y relajado a pesar de todo lo que ocurría en mi vida. Pasé el resto de la tarde con ella hablando de un sin número de temas, hasta que noté que el sol comenzaba a esconderse.

— Se está haciendo tarde... — dije. La miré.

— ¿Y...? — dijo sin moverse.

— Deberíamos irnos a nuestras guaridas... — le dije. Aunque en realidad no quería que se fuera. Ella me miró, y sin decir una sola palabra, me puse un poco nervioso — tu... ah... deberías volver al territorio antes de que se oscurezca.

— ¿Te preocupa que me pase algo malo? — puso esa mirada coqueta a la espera de una respuesta. Le sonreí.

— Sí... — le contesté con una voz suave mientras la miraba.

Caminé con ella hasta el límite de su territorio con el mío. No quería despedirme de ella realmente. Sentía que al hacerlo, volverían a mí los problemas que había olvidado por el día.

— Kaila... — dije antes de que se marchara. Ella volteó a verme — ah... ten cuidado. — pareció decepcionarse con lo que dije, pero aun así sonrió.

— Claro. Tú igual. — se marchó. Parecía algo desanimada.

<<Eres un idiota...>>, me dije. <<Puedes hacerlo mejor que eso>>. Mi corazón se aceleró.

— ¡¿Vendrás mañana?! — ella se detuvo, y su sonrisa parecía más animosa.

— ¡Claro! — respondió retomando la marcha, esta vez, un poco más alegre.

Una vez la perdí de vista, inicié mi retorno a mi hogar.

Entre lobos...Onde histórias criam vida. Descubra agora