6: Familia Inefable.

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Me siento terriblemente culpable por tardarme en actualizar pero subir el final muy rápido :c pero weno.

Una pequeña aclaración antes de que comiencen a leer: Decidí poner a Cass como un niño pues porque lo hace más cute  y eso :3 y recuerden que Crowley primero fue Crawley para que no vayan a pensar que lo escribí mal c: ya es todo.

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—Castiel, no es momento para jugar—Azirafel murmuró por lo bajo revisando entre algunos arbustos—Castiel, es en serio, ven aquí.

La risa cantarina de su pequeño ángel resonó por todo el Edén haciendo que Azirafel suspirara con verdadera mortificación sintiéndose un poco divertido. Castiel gozaba de andar de un lado a otro y, para su desgracia, él no podía seguirle el paso sin descuidar sus obligaciones y llevarse un regaño de parte de los otros ángeles. Para su mala suerte las plantas abundaban ahí, flores de un sinfín de colores mientras que los animales iban y venían en perfecta armonía haciendo de la búsqueda de su hijo algo mucho más atareado.

Se detuvo en medio del jardín, cerca del Árbol del Conocimiento, aquel que poseía las bonitas manzanas que no debían de tocar, y colocó las manos en las caderas mirando con los ojos entrecerrados en todas direcciones, poniendo especial atención hasta en el mínimo movimiento de cualquier hoja que pudiera delatar al pequeño ángel juguetón. Sus alas se mantenían en la espalda alertas por si Castiel alzaba el vuelo sin más, diciéndose que ser padre soltero de momento no era el mejor oficio de todos pero tampoco era culpa de Crawley haber sido echado de su lado.

—Castiel, si no vienes ahora llamaré a tu padre—amenazó mirando fijamente las flores.

Un suspiro de aburrimiento agitó las plantas en el instante en que un pequeño ángel con el recipiente de un niño salía del arbusto de fresas con los brazos cruzados. Azirafel suspiró lleno de alivio al verlo en perfectas condiciones, deseando poder amarrarlo en algún lado para no perderlo de vista y que sufriera los desplantes de los otros ángeles que custodiaban el Edén, como Gadreel y Michael.

A Castiel se le había otorgado un recipiente infantil cuando Azirafel fue mandado a cuidar el Edén, el coro de Ophanim había decretado que su ángel no podía permanecer sin supervisión sin importar que Él/Ella lo hubiera aceptado, a saber qué podría hacer el hijo de dos ángeles donde uno de ellos había caído sin más. Azirafel creía que había sido mucho mejor haberle dado a Castiel un recipiente mucho más grande pero se consolaba sabiendo que no sería permanente pues él tenía planes para su hijo, planes que le mantendrían a salvo de los desplantes de su cielo.

Sin embargo estar siempre bajo supervisión molestaba al curioso ángel de cabello negro y ojos como estrellas; era su primera vez en la Creación y se moría por saber qué era cada cosa, andando de un lado a otro mientras descubría las flores, las plantas, los árboles y los animales que pululaban por ahí. Se mantenía oculto de Adán y Eva de momento pero incluso ellos le causaban curiosidad, deseando analizarlos más a fondo y entender por qué eran tan diferentes a él.

—Castiel, te he dicho que no te alejes demasiado—susurró Azirafel cuando vio a aquel ángel frente a él—No estamos aquí para jugar.

—Lo sé—repuso con un mohín el niño mirando con enormes ojos a Azirafel—Pero es aburrido tener que ver siempre lo mismo y las rosas florecen hoy, ¿no son bonitas las rosas, papá?

Azirafel sonrió, inclinándose hasta estar a la altura de su hijo revolviéndole el cabello y golpeando su nariz con el dedo índice haciendo reír al pequeño ángel.

—Lo son, cariño, pero primero debemos atender nuestras obligaciones. Podemos ver las rosas más tarde ¿de acuerdo?—Castiel asintió extendiéndole los brazos a Azirafel—Deberías practicar tu vuelo ¿no crees? Para eso tienes esas alas.

Family DinnerWhere stories live. Discover now