Capítulo 3

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Hola! Segundo de mi maratón jejeje, si sigo así lo consigo UWU. Espero que lo disfrutéis mucho y no me voy a enrollar que voy a darle duro a After you.

Quiero dedicárselo a @TelitaLaCosa_ para que se sienta un poco mejor.

III

Estaba preocupada, se notaba en sus ojos castaños, perdidos más allá del enorme ventanal que adornaba el gran salón comedor de su morada, aquella mansión victoriana con bastos terrenos que durante generaciones había pertenecido a la familia Arrimadas.

Un suspiro imperceptible, casi ahogado, escapó de sus labios mientras cerraba los ojos y se dejaba abrazar por su esposo, el mismo que había aparecido sigiloso tras ella, enredándola con sus brazos suavemente, intentando protegerla de algún modo, convertirse en su lugar seguro en medio de aquella abrumadora oscuridad que se cernía sobre su nombre sin que ninguno de los dos supiese exactamente cómo enfrentarla.

Tenía entre sus manos aquel retrato, devolviéndole la blanca sonrisa de su pequeña Inés, con sus cabellos mecidos por el viento, con la alegría pintada en sus ojillos cargados de vida, agradeciendo enormemente que su hija estuviese tan lejos en aquellos instantes, protegida entre los muros de Hogwarts donde esperaba que no llegase nunca a alcanzarla la situación casi desesperada que vivían.

-No vamos a decirle nada.- La voz de su marido acarició sus oídos, aterciopelada y cargada de ese amor profundo que siempre le transmitía, mientras se perdía entre sus brazos y una lágrima insolente descendía por su mejilla. –No vamos a involucrarla de ningún modo Martha...

-Si la cosa se tuerce...- Susurró, girándose lentamente para clavar su mirada en aquellos ojos agrisados que la observaban con ternura y cariño en ellos. –Si se pone difícil, hablaré con los Montero, ellos la cuidarán, la harán desaparecer para que no pueda encontrarla.

-Con Irene estará bien. –Su sonrisa suave llenó su interior de ese calor tan familiar como reconfortante. –Esa Gryffindor cuidará bien de ella si llegase el caso en el que tengamos que alejarla.

Buscando una vez más el consuelo mudo en los brazos de Victor, se apoyó sobre su hombro dejando que alguna lágrima escurridiza escapase de sus ojos, escuchando su suspiro, notando como sus latidos se disparaban nerviosos, como se cernía sobre ellos la sombra de un destino que no deseaban y del que no sabían cómo escapar.

-¿Cómo te ha ido la reunión?- Susurró, desde su hombro, sin atreverse a alzar la cabeza, sin poder mirarlo pues sabía que su rostro se había congestionado en una mueca de terror. -¿Has podido evitarlos? ¿Conseguir ayuda?

-No ha ido bien Martha no voy a mentirte.- Su voz se quebró mientras su aliento se volvía errático, luchando contra sí mismo para mantenerse fuerte y sujetar a su esposa que había empezado a temblar entre sus brazos. –No sé cómo vamos a salir de esta pero ten fe, no está todo perdido, conseguiré ayuda tarde o temprano.

-Sea como sea...- Respondió entre pequeños sollozos, preocupada y asustada sin poder dejar de temblar. –Lo más importante es que Él no la tenga, que no se acerque a Inés.

***

Sus risas llenaban el pasillo sin que pudiese detenerlas, caminando de la mano, perdidas en sus propias miradas ya que Irene había pasado a recogerla tras su entrenamiento de Quiddich donde se estrenaba como capitana del equipo, terriblemente orgullosa de ello.

Le habría encantado ir a verla entrenar pero le había sido imposible puesto que, aunque solo hacía dos semanas que habían empezado, ya tenía que entregar varios trabajos y se había encerrado con Ione en la biblioteca para avanzar en sus tareas.

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