CAPÍTULO 2

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Justin Bieber no sabía en que día vivía, maldita sea, entró en su casa agotado después de un turno de doce horas en el hospital y se paró, mirando en estado de shock.
No había esperado que _____ estuviera en casa, y desde luego no esperaba que tuviera puesto ese disfraz. Un gruñido que ni siquera trato de frenar se le escapó y se quedó en el aire entre ellos. Ella estaba inmóvil, mirándolo con los ojos abiertos, un trozo de chocolate presionando contra sus carnosos labios, una copa de vino en la otra mano.
Estaba vestida para Halloween o para un papel protagónico en una película pornografíca acerca de ángeles caídos. Su camisa color negro y rojo se ajustaba a sus formas, sus pechos se derramaban en la parte superior, y la falda, si se pudiera llamar falda a lo que usaba, terminaba un par de centímetros debajo de su entrepierna. Unos cuernoss salían de su cabeza y llevaba botas altas de un color rojo. Y las alas de color escarlata se desplegaban detrás de ella.
Se veía como el pecado y quería ahogarse en ella. Justin podía sentir como se endurecía debajo de sus pantalones marrones que llevaba, los pantalones que no ocultaban un carajo. Arrancó su mirada, se dirigió a la nevera y sacó una cerveza quitandole la tapa. Se había tomado la mitad de la cosa antes de que pensara que podía tener el control suficiente para intentar mantener una conversación.
- Pensé que ibas a salir.
- Blake me canceló -respondió ella, con nitidez en su voz. Le escuchó un sonido profundo de su garganta, puramente sexual que hizo que su polla empezara a palpitar y a doler, luego tragó, terminando su cerveza de un trago, y colocando la botella vacía de cerveza en el mostrador.
Justin se volvió entonces, viendo que ella seleccionaba otro brownie y se lo llevó a la boca. Sus labios se cerraron alrededor de él, sus ojos revoloteaban cerrados y él no podía apartar los ojos. Verla comer el pedazo de chocolate era una experiencia sexual.
Cielos, te necesito, le dijo en silencio, dejando caer su mano sobre su dura polla, se permitió un solo apretón, antes de que recordara que estaba mal, quitó la mano. Quería a su pequeña y no era correcto. Estaba casi malditamente cerca del incesto.
¡Mal-dita sea! No tenían ningún vínculo biológico, se había casado con su madre cuando ella era una estudiante de segundo año en la escuela secundaria. Nunca se hubiera imaginado que cinco años más tarde estarían diciéndolo adiós a su madre, cuando un cáncer agresivo se la había llevado solo dos meses después del diagnostico.
Desde entonces, Justin y _____ lo habían hecho bien solos. Ella trabajaba en una clínica adjunta al hospital, donde él trabajaba en la sala de emergencias. Ellos eran amigos cercanos, compañeros de habitación, la única familia que tenían.
Pero nada sexual.
¿Qué diablos le estaba pasando?

LOS DULCES DE PAPI (ADAPTADA) JUSTIN BIEBERWhere stories live. Discover now