Capítulo 7

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—¡¿Qué?! ¿Cada día con él? —dijeron estupefactos los dos chicos jóvenes al unísono.

El despacho se encontraba en completo silencio, hasta que Dumbledore había dicho algo que dejó impactados a todos; partir de ese día iban a pasar una hora diaria juntos.

—Haréis las tareas que tengáis, algún día ayudaréis en la cocina o la biblioteca y de vez en cuando iréis con Hagrid. —Dumbledore hablaba como si eso fuera lo más normal del mundo. —Y cada sábado hablaremos de cómo ha ido mejorando vuestra relación, y por Merlín esperemos que eso pase. —dijo con intención de que el ambiente no fuera tan tenso.

—Eso no lo habíamos hablad.... —empezó a decir la profesora McGonagall.

—Lo acabo de decidir, creo que será bueno para su convivencia. No os diremos a qué hora tendréis que quedar, eso lo decidiréis vosotros.

—Pero tenemos clases, deberes y entrenamiento de Quidditch. —habló Harry quien quería poner excusas.

—No habrá problema con eso Potter, debéis acordar un horario en el que vuestras horas de estudio, entrenamiento y libre se complementen con la hora que debéis pasar juntos. —habló esta vez Snape, que no había dicho nada durante todo el rato que llevaban ahí.

Los dos chicos no pudieron hacer otra cosa que aceptar resignados. Nadie se había dado cuenta de que ya habían pasado cuarenta minutos desde que la pareja entró a la sala y comenzaron a hablar de ellos.

—Creo que, por hoy, la reunión ha acabado. Para el lunes ya deberías tener acordado el horario. —a los dos chicos ya les cansaba que repitieran lo mismo así que solo asintieron. —Os podéis retirar.

****

Pov. Harry

—¿Por qué tiene que pasar esto? ¡por Merlín! —soltó Draco cuando ya estuvimos en el pasillo donde casualmente no había nadie.

—Que sepas qué tampoco quería esto. —dije aun sabiendo que el rubio no lo dijo para que contestara.

—No voy a cambiar mi horario por pasar tiempo contigo Potter. Así que solo te diré las horas en las que puedo compartir mi preciada presencia contigo. —¿quién se creía? A parte del príncipe de las serpientes, el chico más guapo de Hogwarts y, por si fuera poco, mi destinado.

—¿Quién ha dicho que esté de acuerdo contigo? A lo mejor no me va bien las horas en las que tú puedes. —dije alzando una ceja, a lo que Draco hizo una pequeña, casi imperceptible, sonrisa. La cual me pareció preciosa...

—Tu discrepancia no me importa Potter, simplemente quedaremos a esas horas y ya; diremos que está todo bien, que vamos mejorando nuestra relación y todos contentos. —su sonrisa desapareció y el desinterés de Malfoy por mejorar nuestra convivencia creó una pequeña molestia cerca de mi corazón. —Ya nos veremos, supongo que mañana. —dijo después de que me quedara pensando por unos segundos, y se fue dejándome solo en el pasillo.

****

Narrador omnisciente

Lo que quedó de sábado y el domingo entero se fue volando y llegó la mañana del lunes en la cual Harry no estaba de buen humor. Le habían despertado gritando, a lo que él respondió tirándoles cojines a los responsables. Pataleó y se cubrió la cara con la almohada para no gritar de frustración, no le habían dejado dormir.

Solo se levantó de la cama después de comprobar que todos sus compañeros de habitación se habían ido a desayunar, él en cambio se saltó el desayuno.

Por otro lado, Draco se había levantado con el humor de siempre. No había dormido bien, como lo llevaba haciendo desde hacía tiempo. La noche anterior pasó más tiempo de lo necesario en planear que horas compartiría con el chico que era su destinado, aunque no lo quisiera admitir.

En el Gran Comedor, Malfoy se dio cuenta de que Harry no estaba, se extrañó ya que pretendía decirle el horario al acabar de desayunar. Después de salir, el rubio les dijo a Pansy y a Blaise que fueran yendo a la primera clase. Él quería buscar a Potter.

Justo en ese momento Harry bajaba de su habitación en dirección a su primera clase del día. Pero en uno de los pasillos logró ver a unos pasos de él, entre la multitud, el destello de un cabello rubio que era imposible de confundir. No quería hablar con Draco, así que se dispuso a dar media vuelta cuando de repente, después de dar dos pasos, una mano le sostuvo de la muñeca. Como ya había imaginado, al girarse, se encontraba Malfoy.

—No te he visto en el desayuno Potter. —empezó el chico más alto lo que parecía que iba a ser una discusión.

—Malfoy ahora no tengo ganas de hablar con nadie. —le dijo el bajito, con un tono no muy agradable para luego soltarse del agarre.

—Oh, ¿mi princesa se ha levantado de mal humor? —soltó una pequeña risa, pero no se dio cuenta de lo que dijo hasta que vio el rostro de Harry sonrojarse. ¿Que había dicho? —Olvídalo, solo venía a darte el horario en el que nos veremos a partir de mañana.

—Vale, adiós Malfoy. —fue lo único que Harry pudo decir después de que su mente, o quizá su corazón, había sufrido un paro con las palabras del rubio.

Lo vio alejarse dejándolo como estúpido, no se había dado cuenta de que ya no quedaba casi nadie en el pasillo. Después de unos cinco minutos sin moverse, se dio cuenta de que llegaba tarde a clase. Y se fue corriendo pensando en una buena excusa.

Durante el resto del día la pareja de chicos estuvo con la mente en otro lado. 

Drarry Predestinado (en edición)Where stories live. Discover now