Capítulo 12

3.3K 353 40
                                    

Pov. Draco

En la habitación se respiraba una atmósfera tranquila. Todos charlaban serenamente, pero en cuanto Potter se enteró de que su mejor amigo era el destinado del mío ese aura se rompió. Sí, parecía una completa locura. Aunque yo tampoco lo sabía, por una parte entendía que le hubiera afectado tanto; son inseparables y que Weasley le haya ocultado algo tan importante le dolía.

Potter salió de allí y la intención de la Comadreja era ir tras él, pero eso no era una buena idea.

—Creo que lo mejor es que no vayáis ahora, tiene que asimilar todo y se tiene que calmar. —dije cuando Weasley se había levantado. Sabía que si hablaba con Potter ahora, iba a meter aún más la pata.

—¿Quién eres para decirme que no vaya con mi mejor amigo? —me preguntó un poco alterado, estaba pasado de copas así que se lo perdonaría.

—Aunque muy a mi pesar, soy su destinado y alguien que no le ha mentido, cosa que tú has estado haciendo mucho. —se quedó sin palabras, pero aún así no se veía conforme con aquello.

—Ron relájate, no puedes ir ahora como estás porque no vais a arreglar nada. Créeme, yo también quiero ir y disculparme, pero Malfoy ahora tiene razón. Es mejor que no vayas. —nunca pensé escuchar un "Malfoy tiene razón" de los labios de Granger. Era algo que no se iba a repetir. 

Weasley bufó y se volvió a sentar, tirándose en la silla, indignado. La mesa se quedó en silencio unos momentos, todos metidos en sus pensamientos. De un momento a otro me levanté, lentamente, como queriendo no hacer ruido. Ni la Comadreja ni nadie comentó nada, así que, simplemente, me dirigí hacia la misma puerta por la que había salido Potter.

Mi salida del Gran Comedor no era para ir a dar una vuelta por el castillo. No sabía muy bien el motivo, pero mi dirección era hacia el lavabo más cercano. Supongo que una parte de mi, muy en el fondo, sabía porqué iba hacia allí. Muy en el fondo, sabía que buscaba a Potter. No había sido agradable ver como se le ponían los ojos llorosos, ni escuchar como le temblaba la voz. Muy en el fondo,  sabía que le quería ayudar, que le quería abrazar y decirle que todo estaría bien.

Frente a la puerta del baño de chicos, escuchaba a Potter murmurar cosas que no llegaba a entender.

Entré y él estaba apoyado en el lavamanos. Moví un poco la puerta y esta hizo ruido lo que provocó que Potter se girara a mirarme.

—Hey Potter.

No sabía que hacer o decir. Me acerqué un poco y pude ver un brillo en los ojos. No sabía si era porque éstos querían soltar lágrimas, o si era a causa de la tenue luz que le iluminaba la cara.

—¿Qué haces aquí? —dijo bajito. Él necesitaba que estuviera, solo que no lo iba a admitir.

Me encogí de hombros.

—Te vi muy afectado por lo de ahora. —dije. —Así que solo te seguí.

—No tenías que venir. —me dijo apartándose un poco de mi.

—Pero he venido. —me volví a acercar. —Mira Potter, si Weasley no te lo ha dicho, será por algo. A lo mejor no encontraba el momento, o no sabía como decírtelo. Yo que sé. Pero dudo mucho que lo haya hecho con la intención de hacerte daño. —estábamos en una situación rara. Sin discusiones de por medio, hablando con tono suave y relajado.

No me dijo nada, solo agachó la cabeza. Quería llorar, se le notaba. Me quedé enfrente de él.

—Las personas a veces hacen las cosas sin pensarlas mucho. —dije casi susurrando como si no quisiera que nadie más lo escuchara, solo él. Me acerqué más y él levantó un poco la cabeza, mirándome. —A veces, simplemente las hacen y ya. Por un impulso de estupidez o cualquier otra razón, pero las hacen.

Me sentía dentro de una burbuja. En medio de aquel silencio, casi parecía que podía escuchar su corazón latir. Harry se encontraba en una especie de trance. Levanté la mano lentamente, queriendo no interrumpir su tranquilidad, y la dirigí hacia su rostro. Mis intenciones no eran muy claras, pero ninguno de los dos se movió.  Toqué delicadamente su mejilla, fue menos que un roce y las yemas de mis dedos agradecieron eso. Subí hacia su frente y aparté un mechón de pelo que le caía.

Las escena era tan ordinaria y ese gesto tan corriente, pero el momento se me hizo único.

De un momento a otro Potter pegó su cabeza a mi pecho, haciendo un amago de abrazo. Me sorprendí pero no lo aparté.

—Gracias —me susurró.

No dije nada y nos quedamos en silencio.

~~~~~~~~~~~~

Bueno ha pasado muchísimo tiempo, pero quiero retomar esta historia.

¡Espero que os guste!

:))

Drarry Predestinado (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora