III. Solo Para Mi.

22.9K 976 116
                                    

Ras

El corazón me late tan fuerte que temo que se me salga del pecho.

¿Como es posible?  Aún no me ha mirado pero yo me he quedado embobado.  Sus pantalones vaqueros azules rasgados. Su camisa a cuadros.  Su pelo.  Todos sus rasgos me sumergen en un mar en el que me ahogaré si no lo dejo de mirar ya.  - ¡Choco! Dime algo.  Parece que te gusta a ti.  Ve.  Dile algo.
No sabe hasta que punto es cierto lo que acaba de decir.

- ¿Que.. Que le diga algo?  Está bien. 

Me acerco a él tembloroso.  Inspiro hondo para que mis nervios se vallan pero no.  No se van. Estoy a diez metros.  Nueve metros.  Ocho.  Siete.  Seis. Cinco. Cuatro. Tres. Dos. Uno.  Cojo aire tan profundamente que casi me ahogo conmigo mismo.

-Hola Max.

Se gira y cuando se da cuenta de quien soy su boca se curva en una sonrisa tremendamente sexy.

- Ohh.  Ras.  ¿Que haces aquí?  - veo algo en sus ojos, quizá un pequeño destello.

Tiene un cigarro que ahora tira. Se pasa la mano por el pelo marrón y luego por la barbilla surcada por un poco de barba recortada.

- Nada.  Que una amiga loca por tu culo me ha pedido que venga y te pida el número. 
Él me mira con una sonrisa imborrable y con el ceño fruncido, parece que le divierte la escena.
- Un momento
Se mete la mano en el bolsillo para coger su teléfono móvil y me lo entrega

- Toma.  Llámate

Los dedos me tiemblan y no soy capaz de teclear.  Pero tras largos intentos lo consigo.
Al levantar la vista me doy cuenta de que me esta mirando con incomprensión

- vale.  Ahí tienes mi numero.  Cuando quieras hablamos por mensajes.  Y,  una cosa mas- sonríe enseñándome los dientes. -  no se lo des a tu amiga.

Ese comentario me coge por sorpresa y lo único que puedo hacer para disimular mi euforia es asentir.

Después de recorrer los diez metros llego donde está Dana y le suelto:

- No has tenido suerte. 

Ella se borra la sonrisa y abre muchísimo los ojos.  ¿Como puedo decirle que solo me ha dado a mi el número?

Se da la vuelta y empezamos a caminar en silencio.  Parece como si el mundo estuviese muerto.  Los pájaros han dejado de cantar y la respiración de la gente ya ni se escucha.  De repente salgo de ese estado de silencio total y vuelve los sonidos. 

- Tampoco era para tanto-dice despechada. -  él no me merecía. 

- Claro que no - corroboro para no ganarme un aullido de esta chica morena de piel (y de pelo negro azabache)

Está caminando junto a mí pero no dice nada.

- Ni que ese chico te hubiese enamorado chiquilla.

- ¡Claro que no pero me hubiera encantado conocerlo joder! 

Me espeta.  Yo,  sorprendido,  respondo.

- Yo lo veo normal.  Es... - dudo si decirlo -  guapo.  Normal que ya tenga novia.

Suelta una risotada.

- ¿Ahora eres marica?  Sé que es guapo choco y que podría tener novia pero me da igual. Yo soy mejor. 

- No soy marica tonta.  Pero el chico está muy bien. 

Entre risas llegamos a su portal y nos despedimos con un gran abrazo. 

Ella es amiga mía desde hace dos años.  Me llama choco por que dice que soy como el chocolate.  Osea,  dulce y a veces amargo.

No se porqué pero tengo la extraña sensación de que pronto algo se tambaleará, de que algo...  De que algo cambiará radicalmente.

Llego a mi casa y lo único que veo es que mi madre no está.  En una nota dice que se va a ir de la ciudad tres días.  Que no meta a nadie en casa y bueno,  lo típico,  que coma bien.

Así que voy a estar tres días solo..  Mm...  Tendré que aprovechar estos días aunque,  en realidad,  no se en qué. 

Quizá una fiesta.  Quizá alcohol.   Quizá...  Chicos.

No Tengas MiedoWhere stories live. Discover now