Capítulo 25✔️ [Corregido]

9.1K 711 244
                                    

El deber no es el éxito, es la lucha.

-Ricardo Palma

—¡De verdad eres insufrible! —masculla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡De verdad eres insufrible! —masculla. Lo miro mal.

Agradezco que mi disfraz es negro, si la mancha de alcohol se notara, me tocaría pagar el disfraz, pero igual una ira se incrementa en mi interior.

—Y tú, un idiota que se empeña en arruinarme el día. ¿Por qué simplemente no te largas? —Solté todo tan brusco y enfadada que el susodicho retrocedió un par de pasos.

Mi pecho sube y baja rápido, muy rápido. Estoy tan enfadada que lo único que quiero es gritar.

¿A quién? En este momento me vale muy poco, solo quiero sacar el enfado que llevo a cuestas desde que Marcus me abandonó, porqué exactamente eso fue lo que sucedió, Marcus me había abandonado después de yo entregarme completamente a él.

El idiota me mira escrutándome, quizás queriendo saber el motivo de mi enfado, porque ciertamente el haberme mojado con las bebidas no es motivo suficiente.

Pero, ni él lo va a entender, ni yo se lo voy a explicar, así que solo hago silencio y mi molestia comienza a disminuir de a poco.

—¿Estás bien? —Su pregunta me sorprende, cierro los ojos. ¿Por qué quiere saberlo?

—¿Qué? —inquiero como una estúpida, quizás escuché mal. Él sonríe de lado. No es una sonrisa de burla, pero como estoy más que molesta, la interpreto así, por lo que pongo mi mejor cara de amargada.

—Es más que obvio que algo te ocurre, no se puede ser tan insoportable porque si. —Y ahí está el comentario idiota que esperaba escuchar.

—¿Sabes qué? No lo vales. —Sin más que decir me doy la vuelta y camino de regreso a la barra para comprarme otro trago o eso intento, porque algo me lo impide. El idiota mayor me coge del brazo impidiendo que siga con mi plan principal: Olvidarme de hasta mi nombre con el alcohol—. ¡¿Qué demonios sucede contigo?! —le espeto furiosa. Si mi vida fuera una caricatura, de seguro me estaría botando humo por las orejas y la nariz.

—Eso te pregunto yo a ti, nadie me había dicho nunca que no valía ni siquiera una discusión. ¿Qué tanto daño te han hecho para que seas así de arisca? —Bufo, zarandeo mi brazo para que me suelte y lo logro.

—Pues, siempre hay una primera vez, campeón. —Le guiño un ojo y me doy vuelta, ahora si llego hasta la barra, le pido al barman lo mismo y por simple seguridad me la tomo de una vez.

Me tomo uno, dos, tres y hasta más, y seguiría tomando, pero Clara me llega por detrás y me obliga a voltear, abro los ojos sorprendida.

En la mesa donde mi madre y abuela se encuentra, hay también dos señores, cálculo que rondan los cuarenta y tanto, para mi madre no está mal, pero, ¿para mi abuela? Me cuesta un poco levantarme, pero lo logro, con ayuda de Clara, pero lo logro.

Sr. Lombardi. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora