Sobrepasando la línea

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Pasaron unos cuantos días más hasta que los siete amigos decidieron marcharse a Busán. 

Jin era lo suficientemente mayor como para cuidar de sí mismo, al igual que Yoongi, por lo que los padres de ambos hermanastros no tuvieron problema. Namjoon y Jungkook estaban solos en el mundo, al igual que Taehyung, por lo que tampoco supuso problema para ellos.

Hoseok era un caso aparte. Su familia no estaba muy de acuerdo con su novio, mucho menos con que se fuera con él todo el verano. Sin embargo, el chico pelirrojo había hecho caso omiso de las advertencias absurdas de su madre. Él no tenía problema en ser un hijo obediente, le debía respeto a sus progenitores, pero les iba a consentir inmiscuirse en sus asuntos personales: si no iban a aceptar a Jungkook, tampoco pensaba dejarlos participar en sus decisiones en cuanto a él.

—Lo siento mucho, cariño —dijo Jungkook, conduciendo de camino a su casa, con Hoseok al lado y una maleta en los asientos traseros—. Si yo fuera diferente...

—No, Kim Jungkook. Te lo prohíbo —amenazó el pelirrojo, aún más enfadado de lo que había salido de su casa familiar—. Tengo 24 años, vivo prácticamente contigo en el departamento que pago con mi dinero y he tomado la decisión de irme contigo y tu familia a Busán. Se acabó el tema, no quiero que te culpes de la opinión rastrera que tienen en mi casa sobre ti.

—Ha pasado casi un año, Hobi, y las cosas no avanzan con ellos —murmuró el menor, sin apartar la vista de la carretera—. Entiendo que no es mi culpa, pero me sigue molestando que tu relación con familiar se deteriore por esto.

—¿Esto? —Hoseok se indignó lo suficiente como para gritar un poco, y eso que él jamás gritaba—. No hables de nuestra relación como si fuera algo banal.

—No quise decir eso, Hoseok.

—¡Pues así sonó! —el pelirrojo suspiró, intentando calmarse—. Mira, adoro a mi familia, lo sabes, pero eres la persona con la que he decidido estar. Me da igual lo que tengas entre las piernas, que lleves tatuajes o que les parezcas un vándalo: no voy a cambiar a la persona que amo por lo que ellos me digan. Si realmente son mi familia, aprenderán a aceptar mis decisiones.

—Pero... —Jungkook se calló, principalmente porque no tenía argumentos y seguidamente porque no quería cabrear más a su novio—. Está bien.


*


Por otro lado, los padres de Jimin estaban más que contentos con la visita de su hijo y su ahijado a Busán. Ellos pasaban la mayor parte del tiempo fuera del país, pero su residencia principal no se encontraba en Seúl tampoco, por lo que sacarían un par de días para acercarse a ver los dos niños de sus ojos.

—¿Tienes todo listo, Tae? —preguntó Jimin, caminando de un lado a otro mientras revisaba que todo en el departamento estuviera perfecto. Cuando se aseguró de haber dejado las ventanas cerradas de su habitación, casi se da de bruces con su amigo en la cara—. ¡Ay! Me asustas.

Taehyung se rio un poco y se tomó la libertad de abrazarlo por la cintura. Su amigo le correspondió al roce, colgándose de su cuello.

—¿Por qué tan meloso, Taehyungie?

—Porque me tienes abandonado.

Oh, Dios santísimo. Alguien tenía que salvar a Jimin del Taehyung mimoso porque  realmente sentía que iba a acabar explotando de amor por él. Cuando el castaño se ponía así, disimular que provocaba estampidas en su pecho se hacía mucho más complicado.

FoolsWhere stories live. Discover now