『 𝘱𝘢𝘱𝘦𝘳 𝘤𝘳𝘢𝘯𝘦𝘴 』

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Mingyu detesta a ese niño.

Detesta su estúpido cabello ridículamente castaño y suave.

Detesta su tonto acento adorable porque en realidad su lenguaje natal es el chino mandarín.

Detesta su delgada figura delicada y cómo se mueve con tanta gracia a pesar de ser un niño de seis años.

Detesta su risita aguda y contagiosa.

Detesta sus ojos de ciervo y como su mirada es tan soñadora.

Detesta su rostro lleno de facciones bonitas que lo hacen lucir más bonito que las niñas a veces.

Y lo que más detesta Mingyu de ese niño es que sea tan bueno en todo, especialmente en el origami.

¿Por qué era mejor que él hasta en el simple acto de doblar papel?

—Estúpido papel...

—Muy mal, Mingyu hyung, esa es una palabra prohibida.

El mencionado gruñó al darse cuenta de que su enemigo se había ido a arrodillar en la misma mesa que él a hacer las figuras de origami que la maestra les había enseñado a hacer.

—Minghao, ¿cuántas veces tengo que decir que no me tienes que llamar "hyung" si somos de la misma edad? Aparte yo digo las palabras que quiera, no están mis padres para regañarme. Mira, ni siquiera la señorita Miyeon —señaló a su maestra, que estaba ayudando en otra mesa a un niño— me puede escuchar.

El pequeño Minghao sonrió sin importar la brusquedad con la que le hablaba Mingyu.

—Pues yo te digo "hyung" porque me enseñaron que debo de hacerlo, y tú me llevas 7 meses, eso es mucho. Y aunque nadie te escuche, no deberías de decir malas palabras, eres un niño.

Mingyu se sonrojó porque el niño menor (por 7 meses) lo había regañado como si fuera su mamá.

—Tú también eres un niño, Minghao. Y déjame en paz, estoy tratando de hacer esta estúpida grulla.

Minghao rodó los ojos ante el cabezota del niño más alto. Nunca lo quería escuchar y siempre le hablaba de esa manera tosca. Se cruzaba de brazos cuando se le acercaba y muchas veces se ponía rojo de la cara. Era difícil hacerse su amigo, no importaba cuánto tratara. Pero se conformaba con acercarse y sacarlo de sus cabales.

—Yo te puedo ayudar.

El pequeño chino dijo, mientras terminaba de hacer su propia figura en el papel verde. Una ranita de origami.

Mingyu chasqueó la lengua, fastidiado. Arrojó el papel e hizo un puchero.

—No necesito tu ayuda. Aparte, ¿qué es eso que hiciste? No parece una grulla.

Minghao le mostró la figura con una adorable sonrisa de orgullo. Mingyu quería arrancarse su cabello oscuro por la imagen. Cómo detestaba la sonrisa del otro niño.

Pero terminó por prestar atención a lo que había hecho el castaño.

—¿Eso es una rana? ¿En qué momento nos enseñó eso la señorita Miyeon?

—¿Eh? No lo hizo. Aprendí a hacerla por este libro.

El chino le enseñó la página donde se veían las instrucciones de como hacer la rana de origami en un libro de la misma temática.

—¡¿Ah?! ¿Cómo pudiste entenderle a eso? Se ve muy complicado.

Mingyu no entendía nada. El origami definitivamente no era para él.

—No lo es, Mingyu hyung, de hecho es más sencillo si lo intentas-

—¡Aish! —El más alto se levantó de golpe, trastabillando un poco por su torpeza. Se puso las manos en la cadera y señaló a Minghao sin importar que fuera de mal gusto—. Ya te dije que no me llames "hyung" y no presumas que puedes hacer todo bien, Señorito Perfecto.

Origami Boy (GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora