Mi bebé

1.7K 103 10
                                    

Si de algo me había percatado en esa semana llena de promoción era de que tenía un don innato para las cámaras. Una vez se plantaba frente a ella simplemente hablaba con toda la fluidez, sonreía cuando tocaba hacerlo, explicaba a la perfección cada detalle de la gira como si hubiera estado estudiándoselo.

No podía evitar sentir que sobraba totalmente allí porque incluso cada periodista centraba toda su atención en ella, obviando el detalle de que en ese espacio había dos personas. Hasta que sus ojos volvían a los míos preguntándome cuestiones, sacando alguna de sus ingeniosas tonterías para hacer que mi carcajada resonara acompañada de la del resto de los presentes o simplemente los dejaba fijos sobre los míos unos segundos haciéndome sentir que realmente alguien sabía que estaba allí.

No fue incómodo el hecho de que a veces no se dieran cuenta de mi existencia, es más, incluso se lo agradecí porque hablar en público nunca se me había dado muy bien.

Realmente la semana me pasó tan rápido que no había caído en que esta era la última entrevista de promoción que habíamos hecho.

Ni siquiera me había dado tiempo a pensar que Miguel Ángel no había vuelto a dar ni una señal de vida desde que se había marchado de lo que consideraba nuestra casa esa noche. Sus mensajes subliminales en redes sociales me hacían notar su enfado que al parecer iba en aumento pero yo me negaba a admitir que el tenía el derecho de hablarme asi, nadie tenía derecho de gritarme.

Y se me había pasado tan rápido porque me había olvidado de todo lo demas, porque lo había pasado bien.

- ¡Ana Banana! - gritó

Estalló en carcajadas tras el asustado respingo que pegué al escucharla.

- No se que gracia tiene - rodee los ojos recolocándome la falda

- Reconoce que tiene gracia - continuó riendo

Me cruzé de brazos desviando mi mirada hacia otro punto con desaire.

Si algo odiaba en el mundo eso eran los sustos, no voy a negar que adoraba hacerlos pero que me los hicieran era otro nivel. Un nivel que me enfadaba sobremanera.

- ¿De verdad te has enfadado? - musitó

No recibió respuesta.

- Joe que estabas empanada tenía que hacerlo - rió levemente

Un silencio más se instaló en mis labios.

- Ana - entonó algo más agudo

La miré de reojo. Sus pestañan se movían a gran velocidad casi no dejándome ver sus verdes ojos. Su nariz se había arrugado levemente. Su labio inferior se había curvado dejándome ver su piel interior que tambien se movía freneticamente. Me estaba haciendo un puchero.

- Eso es trampa - espeté aun sin mirarla completamente

- Banana - entonó aun más agudo remarcando más los rasgos anteriores

- Vale joder - me rendí volviendo mi cabeza completamente para que nuestros ojos se reencontraran

No pude evitar sonreir enternecida por ese gesto que aun seguía en su rostro. Parecía que en lugar de tener veintiocho años tuviera apenas cinco recien cumplidos.

Como cada día esperamos el cabify para irnos a comer en algun lugar perdido entre los altos edificios de Madrid. Ese día elegimos shushi, no era demasiado fan aunque me gustaba pero a ella le encantaba asique no me importó ir. Cuando nos ofrecieron la mesa más apartada de todo el restaurante nos sentamos. Cuando el camarero abandonó nuestra mesa tras habernos tomado nota ví como Mimi ojeaba su teléfono con aspecto algo sombrío.

Nuestro momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora