Capítulo 10.

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—Están tardando demasiado— dice Beverly a Mike, refiriéndose a Dustin y Steve que aún no salen del baño, y hace el ademán de entrar, pero Mike la detiene tomándola por el brazo—. ¿Qué?— la pelirroja alza una ceja.

—Es... Es el baño de chicos— menciona Mike.

Beverly lo mira con incredulidad.

—Okay, ¿Y?

Mike no puede evitar pensar: Vaya chica es Beverly Marsh.

Están apunto de entrar ambos al baño cuando un ruido suena en el fondo del pasillo, en la oscuridad. Suena como unos pies arrastrándose.

—Mierda— masculla Beverly, luego se dirige a Mike:— Quédate cerca de mí.

Mike traga saliva y asiente, nervioso, sin saber que esperar.

Desde la oscuridad al fondo del pasillo comienza a divisarse la silueta de una persona que se acerca arrastrándose.
Mike siente que se le corta la respiración.

Mike... Ayúdame...— suplica la voz sepulcral.

Mike Wheeler ve a Will, pálido, con grandes ojeras violáceas y la ropa manchada de sangre. Camina arrastrando los pies hacia él. Ver a Will así hace que el corazón de Mike se estruje de forma dolorosa.

Mike...

—Will— trata de acercarse a él, pero Beverly lo toma del brazo.

—Mike no, no es Will— le dice Beverly con seriedad, tratando de tirar de él hacia atrás.

—Está herido, tengo qué...— Mike parece haber entrado en un trance.

—¡No! ¡Es Eso! ¡Esto es lo que Eso hace! ¡Juega contigo!

Mike se voltea hacia Beverly, sin saber si creerle del todo. ¿Como... Eso... puede transformarse en Will? Cómo si fuera una respuesta, cuando Mike vuelve a voltear ya no está más Will, en su lugar hay un payaso horrible, la cosa más aterradora que Mike ha visto en mucho tiempo. El payaso ríe y abre la boca, se ven sus colmillos, manchados con sangre y afilados como navajas.

—¡Oh por dios!— es todo lo que Mike logra gritar.

Beverly intenta llegar hacia él para tirarlo hacia atrás.

—¡Mike!

....

—¿Qué fue eso?— pregunta Dustin, alejándose de Steve, cuando escucha un fuerte estruendo provenir del pasillo donde se encuentran Mike y Beverly.

Steve lo obliga a colocarse detrás de él para ir al frente y poder protegerlo. Abren la puerta de los baños (¿cuándo fue que la cerraron?) y salen al pasillo, y no es lo que encuentran sino lo que no encuentran: No hay rastro de Mike o de Beverly.

Las luces del pasillo parpadean, dejando ver un mensaje escrito con sangre en la pared:

Mueren si lo intentan

Dustin se cubre la boca con las manos, ahogando una exhalación. Steve sale de su estupor más rápido y comienza a gritar:

—¡Mike! ¡Chica pelirroja! ¡Mike

—¡Beverly! ¡Mike!— lo imita Dustin, buscando por el pasillo cualquier indicio de ellos.

No hay rastro, han desaparecido.

De vuelta a casa | Reddie.Where stories live. Discover now