Cap. 2 - La Escena del Crimen

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La zona parecía sacada de una película. Había policías por todos lados, paramédicos y algunos curiosos que se habían aglomerado alrededor de la cinta amarilla que cubría el perímetro de la entrada al callejón. Juliana veía todo desde la cabina de la ambulancia, en donde estaba sentada; sus heridas habían sido atendidas y afortunadamente no tenía lesiones mayores, a excepción de algunos rasguños y raspones.

Había pasado poco más de una hora desde el incidente, y aunque ya estaba fuera de peligro aun no salía de la impresión por lo que había vivido.

En el momento en que llegaron los oficiales al sitio ella les explicó con lujo de detalles todo lo que había ocurrido. A pesar de su exaltación intentó ser lo más congruente posible pues estaba consciente de que su historia era inusual, pero al ver el estado en el que se encontraba, el oficial a cargo le recomendó que primero se dejara revisar por el equipo médico para después continuar con su declaración.

Luego del chequeo médico, Juliana se había quedado sentada en la orilla de la cabina de la ambulancia, mientras se cubría del frió con una frazada que le habían proporcionado mientras esperaba por su amiga, con quien había hablado luego de llamar a la policía.

- ¡Juliana! - Gritó Débora, apareciendo por un costado y abalanzándosele en un abrazo.

- ¡Deb! - Respondió Juliana, devolviendo el gesto- no te hubieras molestado, ya me habían ofrecido llevarme. Pero igual, gracias por venir.

- ¿Cómo crees que iba a quedarme tranquila en la casa después de lo que me contaste? Explícame bien lo que pasó, que apenas y te entendí por teléfono - Le dijo la chica, alejándose para verla mejor e inspeccionándola frenéticamente.

- Estoy bien, tranquila. Ya me revisaron y solo tengo algunos raspones y cortes superficiales.

- Dime lo que pasó -insistió Débora, sentándose junto a ella con expresión de suspenso.

- Pues lo que te conté, venía de regreso y de la nada un tipo me atacó por detrás, fue horrible -comenzó a relatar Juliana, con los ojos vidriosos - por suerte alguien apareció y me salvó, no imagino qué hubiera pasado si no...

En ese momento se acercó alguien a donde estaban las dos chicas. Era un hombre joven vestido con traje formal que cargaba una taza humeante.

 Era un hombre joven vestido con traje formal que cargaba una taza humeante

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- ¿Señorita Juliana? - Preguntó el joven.

- ¿Si? - Respondió ella.

- Mandé a que le trajeran un té, creo que le hará bien. -dijo, extendiéndole la taza, que despedía un aroma herbal agradable.

- Gracias - Respondió Juliana, un tanto extrañada. Conocía a la mayoría en la comisaría y el joven no le parecía familiar.

- Permítame presentarme, mi nombre es Mateo Luna -Le dijo, extendiéndole la mano para saludarla - Ahora mismo trabajo con la comisaría del distrito vecino y quisiera saber si puedo hacerle unas preguntas.

LUNA NUEVA de SeptiembreOnde histórias criam vida. Descubra agora