Cap. 10 - HALLOWEEN

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- Tranquila bebé, ya te vas a sentir mejor - decía Juliana mientras le sostenía el cabello y le sobaba la espalda.

- ¿Qué hacen aquí? - preguntó Roberto apareciendo por la clandestina puerta del bar, y cambiando la expresión al ver que su novia estaba vomitando.

- El baño estaba lleno - respondió Juliana, mientras Débora terminaba de expulsar el exceso de alcohol que había en su cuerpo.

Roberto se unió para ayudarle a sentarla, y la dejaron reposar un momento para que recobrara las fuerzas que la faena le había robado.

- ¿Cómo vinieron a dar aquí? - preguntó de nuevo Roberto, explorando el callejón mientras acariciaba el cabello de su novia.

- Vi esta puerta al fondo del pasillo de los baños, no quería que terminara de vomitar todo el piso así que la saqué para que vomitara tranquila.

- No me digas que el vómito que ví antes de salir era suyo - preguntó haciendo cara de fuchi.

- Si supieras lo que me costó abrir esa puerta, por poco baña todo el piso - dijo riendo Juliana mientras apapachaba la espalda de su amiga.

- Esta cool aquí afuera para venir a fumar al rato - dijo el chico alejándose un poco para explorar un poco el fondo del callejón, que al parecer también era un improvisado estacionamiento para las motocicletas de los clientes que no hallaban lugar en el estacionamiento de enfrente.

- Bueno ya vámonos que el pobre de Sergio debe estar preguntándose porque tardamos tanto - dijo Juliana, ayudando a Débora a ponerse de pie para regresar los tres al bar.

Llevaban apenas dos horas en el establecimiento, pero había sido suficiente para que la mayor de las chicas comprobara que no era buena idea cruzar Jägermeister y tequila.

Juliana tenía que admitir que la salida le estaba ayudando a despejar su mente, que había sido un lío desde ayer. Había dormido poco la noche anterior intentando asimilar la última conversación que tuvo con quien se había convertido en su nueva persona favorita, pero que lamentablemente había vuelto a ser tan solo una extraña para ella.

No solo fue la fría despedida, sino también su confesión sobre el primer encuentro que tuvieron en la biblioteca y la advertencia final que le hizo respecto al libro lo que le había caído como balde de agua fría.

En algún momento intentó comprender y justificar el comportamiento de Valentina, pero resultaba difícil cuando recordaba la actitud que ella había mostrado los últimos minutos que compartieron juntas.

Le costaba creer que fuera cierto lo que ella afirmó acerca de las personas que fueron a buscar el libro de Camilo antes que ella, pero la constante preocupación que Valentina había mostrado por su seguridad y el secretismo con el que el anónimo del chat se manejaba siempre parecían avalar esa teoría.

Se cuestionaba los motivos de Valentina. Si era cierto lo que ella afirmaba ¿porque no lo reportaba a las autoridades y en lugar de ello se esforzaba por mantenerlo en secreto?

Caviló tanto que en algún momento llegó a cruzarle por la mente la posibilidad de que la ojiazul fuera uno de esos chupasangre de los que tanto hablaba Camilo Guerra en su libro, pero descartó rápidamente esa idea al recordar lo amable y considerada que la chica se había mostrado siempre con ella, pues ese no era un comportamiento típico según el libro. Además, si esas desalmadas criaturas realmente existían, simplemente no era concebible que una mujer tan hermosa y delicada como Valentina fuese una de ellas.

Aun durante la mañana Juliana continuaba sensible y parecía distraída en sus pensamientos, causando que Débora la interrogara un poco. Pero ¿Cómo iba a explicarle que se sentía triste porque la desconocida que la había abordado en la biblioteca el día que fue a buscar un excéntrico libro, y por la que en tan poco tiempo había comenzado a desarrollar sentimientos, le había roto el corazón de una manera tan bizarra que incluía posibles asechos y mentiras acerca de un libro que además parecía estar manchado de sangre?

LUNA NUEVA de SeptiembreWhere stories live. Discover now