Día 6: Fetiches

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¿Crees que soy bonita?

Notas de la autora: Espero que nadie se ofenda si retrató a Rusia así, créanme este es un fandom loco y yo solo quería jugar con esta idea, no es para ofender a nadie. Si sirve de consuelo, este fic no tiene ningún headcanon de ninguno de los dos contrys, ni de México o de Rusia. Ahora sin mas, espero que les guste.

Hoy por primera vez México iba a conocer el departamento de Rusia. Hacia apenas un mes que habían empezado a salir, pero mentiría si dijera que no moría de curiosidad por saber dónde y cómo vivía el soviético. Así que armado con sus mejores fachas y con algunos regalos para Rusia. Esperaba no haberse equivocado con los regalos, por que a lo mejor no eran lo usual que le regalabas a un soviético... o a cualquier hombre en general. Pero algo desde adentro le decía que le iban a encantar.

((Virgencita ayúdame y no me abandones))

Uno vez que llego al edificio, pudo ver con admiración lo alto y lo lujosos que era el edificio. Era un edificio de esos altos con formas irregulares, con ventanales con efecto espejo y en colores cobrizos; de al menos de 20 pisos y cada piso solo le pertenecía a una persona; con grandes terrazas para cada uno de los inquilinos. Como se notaba la diferencia de una potencia mundial a su humilde frijolito que tenía su casita de un solo piso, "pero no hay que sentirse menos" se dijo el mexicano que Rusia ya se había quedado más de una vez en su casa y nunca le había hecho el feo no como dos contrys que conocía que le habían dicho que su casita estaba fea y olía a frijoles, pero mejor olvidarse de aquellos dos. México se relajó y puso su mejor sonrisa. Toco el botón del penthouse y espero a que Rusia contestara.

-¿Quién es?- contestó con ligereza el ruso.

- Soy Cholo- contesto México aguantando la risa.

-¿Cholo?¿Cholo quien?- pregunto Rusia alegremente habiendo captado la dirección de la conversación.

-Cholo tuyo my love- dijo México entre risas.

-JAJAJAJA- el simple hecho de oír la risa de Rusia por sus bromas, le hacía despejar toda duda o inseguridad que estuviera rondando por su mente, casi como magia. Pensó México mientras lo oía reírse por el parlante.

-Ok señor Cholo, ya puedes pasar, el elevador te llevará en automático- dijo Rusia mientras un pitido hacia notar a México que ahora la puerta estaba abierta.

Una vez que México pasó por el amplio y desolado lobby hasta el cubo del ascensor, solo tuvo unos segundos para acomodarse y sentir que dejaba el estómago detrás. Fue súbito y antes de que le diera tiempo de pensar cómo iba a regresar por sus entrañas, la puerta del ascensor se abrió, dándole paso a piso donde vivía Rusia.

((Eso fue horrendo))

- Hola Taquito, ¿te encuentras bien?- dijo el Ruso con preocupación al notar a un México aferrándose a la pared del elevador y con varias tonalidades más claro de sus colores usuales.

- ¿Por que tu ascensor me quiere matar?- preguntó México mientras trataba de encontrar alguna razón válida por la que alguien en su sano juicio habría hecho el elevador tan veloz; México estaba prácticamente seguro que si Rusia un día querían matarlo solo habrían que cortar los cables en plena caída, ni notaria la diferencia hasta que fuera demasiado tarde y luego ya solo seria una tortilla de contry.

- Lo siento no creí que te asustaría tanto el ascensor- dijo Rusia al momento de que le servía de apoyo al mexicano que solo podía dar pasos de potrillo recién nacido al tratar de salir de aquella trampa mortal.

-No me vuelvo a subir a esa madre en mi vida- declaro firmemente el mexicano una vez que pudo llegar a trapiesos hasta el sillón del departamento de Rusia.

Semana RusMexWhere stories live. Discover now