Capítulo 25.

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Pov Windie.

Lo veía todo borroso y me mareaba, todo me daba vueltas, pero sorprendentemente no me importaba y todo gracias al alcohol.

Estaba bailando con Jhon el chico raro pero atractivo que no paraba de mirarme mientras jugábamos. Estábamos muy juntos demasiado juntos, yo pegaba mi trasero a su cuerpo y el tenía sus manos puestas en mis caderas mientras me seguía el ritmo. Me giré y le besé en los labios pero de repente como si de la nada se tratase, una mano me cogió del hombro y me separó de Jhon.

Giró sobre mis talones y me encuentro con el perfil de Adam mirando con dureza a Jhon, que le mira extrañado y confundido.

- ¿Que haces, tío? - le preguntó el chico rubio y Adam se le acercó, mientras me sujetaba del brazo y me ponía detrás de él.

- Tu...No te vuelvas a acercar a ella en tu puta vida ¿me oyes? - contestó de mala manera, su respuesta me tomo por sorpresa.

- ¿Y tú quién eres para decirme eso? ¿Que sois los dos? - Jhon se acercó más a Adam , quedando los dos frente a frente, mirándose a los ojos.

- ¿Y a ti que coño te importa lo que seamos? - preguntó Adam con una voz ronca provocando que el vello de mi nuca y del todo el cuerpo se me erizase.

Adam era más alto que Jhon y se notaba bastante la diferencia de estatura. Además de que Adam era más alto también era más musculoso y seguramente tenía más fuerza. Si los dos se llegasen a enzarzar en una pelea Adam saldría victorioso con creces.

- Tú sabes muy bien lo que busco - le dijo Jhon- igual que ella - añadió señalandome.

- Nos vamos - Adam se giró hacia mí y me cogió del brazo.

- ¿Qué coño te crees que estás haciendo, Adam? - me retuerzo e intento zafarme de su agarre pero me es imposible. Me arrastra por la pista de baile y nos dirigimos hacia la puerta. Cuando salimos de la fraternidad donde se esta celebrando la fiesta, me lleva hasta el coche, y cuando me mete en este, en el asiento del copiloto, suspiro con pesar porque, durante todo el paseo que habíamos dado, me había movido y retorcido como una sanguijuela sin neuronas.

Veo por el cristal que tengo en frente como Adam rodea el capó del coche abre la puerta, se mete en él y lo arranca. Los dos nos ponemos los cinturones de seguridad.

- ¿Que haces? ¿A donde me llevas? - rompo el silencio. Mi voz suena cansada y ronca, cierro los ojos.

Con todo lo acontecido se me había pasado una gran parte de la borrachera, pero aún las cosas me daban vueltas.

- A casa - me responde poniendo música en la radio "Simphony" empezó a sonar por todo el coche. Durante unos 10 minutos solo se escuchaba la música de la radio hasta que reúno el coraje y valor que necesito, para preguntarle:

- ¿Por qué me odias?

- ¿Qué? - desvío su mirada de la carretera durante unas centésimas de segundo y me miró anonadado y sorprendido.

- ¿Que por qué me odias? - volví a preguntar mirándole con atención.

- Yo no te odio, Windie... Yo... - empieza a decir entrecortadamente sin saber que que contestar o que decir.

- Tenias razón - suspiro y miro la ventana con expresión y voz triste - soy fría, calculadora, gruñona todo el día a todas horas... Y lo peor es que a todo el que me quiere lo alejo de mí como si tuviese la peste y no quisiese contagiar a nadie.

- ¿Por qué dices esas chorradas? - me pregunta mirando la carretera.

- Porque me he dado cuenta de que es verdad - hablo pausadamente, despacio- Adam - lo llamo mirándole.

LA FRATERNIDAD.Where stories live. Discover now