shimizu, yachi.

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"¿Te importa si digo algo?" Preguntó Shimizu, con su voz calmada y el cabello tras su oreja. Hinata se sonrojó por un segundo para después volver a su trance. Asintió, dejando el balón en el suelo e intentando limpiar el sudor de su frente con su brazo, pero era inútil. Todo el estaba empapado en sudor. "Creo que deberías arreglar las cosas con Kageyama".

Shouyo sintió como si una cascada de agua fría acabase de ser puesta sobre él. Abrió los ojos tras el impacto e intento encogerse hasta ser parte del suelo y seguir siéndolo por toda la eternidad. Pero la mirada penetrante de Shimizu lo trajeron de vuelta una y otra vez hasta que le tocó hacerle frente.

"Lo se, lo se. El equipo nos necesita..."

"No" dijo Shimizu rápidamente interrumpiéndole a media oración. "No estoy hablando por el equipo. Aunque no niego que sin ustedes se las ve complicado, pero... quiero que lo hagas por ustedes dos, Kageyama y tú se necesitan más de lo que el equipo lo hace, ¿sabes?. Basta con verles a ambos para saber que están teniendo un tiempo difícil. No diría esto si creyese que no tiene arreglo, pero sus miradas los delatan totalmente. No hay ni un ápice de ira, solo arrepentimiento y dolor. Solo tú y él saben que es lo que realmente sucedió, así que sólo ustedes pueden arreglarlo. Pero si puedo decir algo que te ayude, sería esto. No permitas que una discusión te aleje de una persona que significa mucho para ti. De eso se tratan las relaciones, de intentar mantenerlas pese a las diferencias o desacuerdos. Cuando se quiere a uno, lo intenta todo, incluso si eso requiere perder de vez en cuando la dignidad".

Querer. Hinata se quedó trabado en esa palabra. No lograba sacarla de su cabeza últimamente, lo tenía tan atormentado que sintió un pinchazo en el pecho.

"Lo siento si estoy siendo una entrometida" Shimizu sonrío mientras se le escapaba un mechón por el rostro. Se miraba hermosa. Y aún así, los latidos del corazón de Hinata en ese momento no se comparaban con los que tenía cuando Kageyama estaba frente a él.

"No lo estás siendo" Respondió Hinata en un susurro.

Cuando se quiere a uno, se intenta todo. Pues claro que Shouyo quería a Tobio, pero era su clase de querer lo que no entendía. No lo quería solo como compañero, o como amigo. Lo quería más. Esa clase de querer que las canciones en la radio repiten cientos de veces, esa clase de querer que suena más como un cliché que como algo real, un querer que te adormece las extremidades y te marea hasta hacerte desfallecer. Era un sentimiento cálido, casi podía sentir la lava apoderándose de cada pequeño rincón de su cuerpo.

Pero estaba aterrorizado como para hacerse cargo de el. Tanto que por las noches no lograba conciliar el sueño, y en las mañanas se sentía demasiado agitado como para levantarse de su cama. Le daba miedo perderlo todo, no solo perderse a sí mismo, pero perder a Kageyama. Pero si lo pensaba bien ¿no lo estaba perdiendo ya? ¿no se estaba perdiendo el mismo en sus propios pensamientos sin salida alguna?

"¡Shimizu!" Gritó Yachi desde la otra punta del gimnasio. "Te había estado buscando. Oh, Hinata. Hola". La pequeña sonrío, un poco apenada porque sentía que acaba de interrumpir algo. Y también preocupada. Era imposible no estarlo estos días.

"Qué hay" respondió Hinata, pero era un Hinata distinto al de siempre.

"Supongo que esa es mi señal para irme" Shimizu puso su delgada mano sobre el hombro de Shouyo "Sea lo que sea, apóyate en nosotros".

El menor asintió, sonriendo una última vez antes de que las chicas salieran del gimnasio y lo dejaran solo de nuevo. Hinata miró el balón por largos segundos, hipnotizado por la conversación que acaba de tener. Sentía que sus piernas le estaban fallando, pero si miraba bien, en realidad no había nada malo en ellas. Todo estaba en su mente. Hinata se pasó las manos por el rostro al tiempo que dejaba salir un bufido. Que le iba a hacer. No tenía cabeza para pensar en una solución. Tomó el balón de voleibol una vez más y justo cuando estuvo apunto de volver a jugar, fue interrumpido por una última persona.

"¡Hinata!" gritó Yachi desde la puerta del gimnasio. Estaba sonrojada y en busca de aire para sus pulmones, quizás consecuencias de haber corrido un poco. "¡Despierta ya, Hinata! ¡Eres la persona más grande y pequeña al mismo tiempo que conozco, no seas un cobarde! ¡Ve y arregla las cosas con Kageyama antes de que te arrepientas por siempre!" Shouyo se quedó petrificado ¿era esa la Yachi de siempre? Las mejillas de ambos infantes estaban enrojecidas. Uno porque acababa de ser reprendido y el otro porque jamás había reunido tanto valor así antes. Pero si Yachi había sido capaz de hacerlo era porque Hinata la inspiraba, y verlo decaído se sentía como si su pecho comenzará a ser oprimido lentamente. "Por favor" Agregó la niña, volviéndose a ser la de siempre. Un poco tímida, un poco amable. "Lo vi caminar hacia acá hace rato. Solo ve y habla con él".

Shouyo dejó caer el balón y asintió. ¿Miedo? Estaba harto de tenerlo. Si había podido jugar en partidos donde sus contrincantes eran el doble que él y aún así ganado, tenía que dejar de llorar acerca de esta situación. No iba a permitirse perder nada. Lo quería todo e iba a ir a por ello.

Salió corriendo del gimnasio y entonces se volvió, agradeciéndolo a Yachi con un fuerte y rápido abrazo. La pequeña palideció.

Lo encontró a medio camino. Era la primera vez que le miraba a los ojos después de dos semanas. Su corazón se encogió cuando lo hizo. Ese no era el Kageyama de siempre. Se le miraba acabado. Shouyo tuvo la necesidad de tocarlo, aunque fuese con las yemas de sus pequeños dedos. Necesitaba contacto. Piel con piel. Trago saliva mientras intentaba recuperar el aire. No sabía si le faltaba por haber corrido o por tener a Tobio frente a él, de todas formas.

Se quedaron así un momento. Uno intentando estabilizarle y el otro tan quieto como una estatua. Kageyama parpadeo normalmente. No sabía como reaccionar. Tenía miedo de hablar. ¿Y si lo arruinaba de nuevo?

"No te ves muy bien" Dijo Hinata. Quería ser el primero en iniciar la conversación y demostrarse a sí mismo que esta vez no iba a retroceder. "Supongo que yo tampoco lo hago". Shouyo sonrió. Le daba un poco de esperanza saber que no había sido el único teniendo problemas últimamente. Era un pensamiento cruel y aún así le hizo tomar valor. "He estado pensando... ¿como has estado? O como lo estoy yo. Por que es una locura estos días. Pero no puede serlo siempre. Porque el equipo nos necesita juntos".

Kageyama frunció el ceño. Incluso con toda esa confianza que Shouyo se cargaba, podía ver como sus rodillas flaqueaban. Tobio tuvo que voltear a ver las suyas para comprobar si estaba en la misma situación, pero seguía tan quieto como un soldado.

"Y aún así... me gustaría arreglar esto por motivos más egoístas. No solo porque los demás lo quieren así, sino porque yo lo quiero. ¿Podemos tener una conversación sincera? ¿Y podrías por favor tener al menos la mínima reacción? Me esta poniendo los pelos de punta que solo te quedes ahí mirándome sin expresión alguna". Kageyama abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrar.

Hinata espero, impacientemente, una respuesta. Pero no llegó a los quince segundos, ni a los veinte. Tobio no podía dejar de ver el rostro de Hinata sin tener la necesidad de pasar su mano sobre el. Sentir sus mejillas, sus pestañas, sus labios. Aún no se creía que había dejado pasar dos semanas para confrontarlo, ¿qué tan gallina se tenía que ser? Por otro lado, Shouyo frunció el ceño luego de un minuto. ¿En serio no le iba a responder? ¿Solo se iba a quedar ahí viéndole? Y lo peor de todo, es que comenzaba a ver como una sonrisa empezaba a aparecer desde las comisuras de los labios de él mayor. Le perturbaba un poco, pero ver a Kageyama sonreír lo valía todo. Tobio se acercó un poco más a Hinata y, esta vez con una sonrisa completa, habló.

"Me gustas".

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Hagan como que no ven los errores ortográficos :)❤️

boy friend (kagehina)Where stories live. Discover now