Capítulo cuatro: Tu sonrisa simplemente es lo mejor.

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Wonwoo estaba mirando por la ventana, con Libra a su lado. Era lunes, por eso de las seis de la tarde. En la noche, más o menos a las ocho, debía de estar en casa de Mingyu para hablar un rato. Wonwoo prometió ir, con un poco de café en sus manos. Y Mingyu prometió algunos pasteles. Lo iban a pasar bien.

Pero...

Wonwoo estaba tirado sobre su ventana, como si fuera a caer en la perdición del vacío. Estaba tan ensimismado, que ni siquiera se dio cuenta cuando Libra bajó de la ventana. Tenía ganas de retroceder en el tiempo. Todos tienen ese deseo alguna vez, cuando tienes algún pesar de el que te arrepientes. Eso... Era demasiado común en los pensamientos de Wonwoo. Se levantó al ver la hora, eran las seis y media, debía arreglarse un poco y ver si tenías algo que dar para la pequeña hora del té de ambos chicos que no se conocían en totalidad. 

Ambos se preparaban con anticipación, perfumarse, preparar sus cosas y su mente. Era claro que había cierta tensión entre ambos. No se conocían, pero de todas formas iban a la casa de el otro. Era raro, pero de todas formas era un disfrute de ambos con un buen rato. Wonwoo tocó la puerta de el departamento de Mingyu cuando eran las siete cincuenta y siete. Nadie abrió, ni gritó un aviso de que ya venía. Se quedó un rato, mirando el techo, o el número encima de la puerta. 

Cuando abrió, un acelerado Mingyu, estaba en frente, con la sonrisa que Wonwoo presenció casi en cámara lenta. Entró cuando su cuerpo lo dejó pasar, abriendo la puerta un poco más. 

—¿Cómo va todo?—Preguntó Wonwoo al entrar. 

—Un poco cansado, pero bien. ¿Tú?—Wonwoo asintió, mientras acariciaba a Júpiter que enseguida fue a los pies de Wonwoo para pasearse por entre sus piernas.

—¿Cansado? ¿ha pasado algo?—Preguntó con torpeza, mientras cargaba a Júpiter, quien no tardó en acurrucarse en su pecho. 

—No, es sólo la panadería, ya sabes, administrar todo eso es complicado. Pero no es nada, supongo que tú igual debes estar cansado, es trabajo también.—Se sentó, mientras Wonwoo veía sorprendido con la caja de donas, y unos pedazos de pastel.

—La verdad no creo que sea tan difícil como administrar un negocio entero sobre tus hombros. Una responsabilidad que sólo depende de ti, eso es diferente a lo mío.—Se encogió de hombros, sentándose todavía con Júpiter en los brazos, que luego fue dejado a un lado de el sillón.—Creo que eres admirable, Mingyu.—Palpó su hombro, pero su mirada fue a sus labios que hicieron una mueca de entendimiento a lo que decía. Se dio cuenta de que los delineados labios de Mingyu, eran mucho mejores de cerca a lo que pensaba de lejos, que ya de por sí era una vista bonita. 

—Tienes razón. Bueno, cambiando de tema. ¿Algún día podré ir a tu departamento? Me siento curioso de verlo.—Wonwoo quedó sorprendido, bajando su mano de el hombro de su vecino, y dejando de observar sus labios. 

—Cuando lo ordene, y no esté lleno de libros, o de desorden y polvo, podrás verlo... Podría ser... Nunca.—Dijo el mayor, con su voz grave y seria, que bajó de tono con la última palabra. Un puchero ligero salió de los labios de Mingyu, mirando a Wonwoo buscando convencerlo. 

El azabache sacó una dona, y mientras la mascaba miraba con risitas ahogadas en la comida que consumía por su bromita.

—Es broma, quizás más adelante lo verás. Hasta ahora, sólo confórmate con verme. Porque debería estar trabajando.—Asintió masticando todavía la dona y mirando a el gato acurrucado como un bollito sobre el sillón de cuero negro.—Eres afortunado de que en verdad quiera pasar tiempo contigo.—Sonrió de lado, sin mirarlo.

—¿Pasar tiempo conmigo? Vaya... ¿No tienes más amigos?—Wonwoo negó, hasta que recordó a Jihoon.

—O sea, sí, pero no tan amigo en verdad. Tengo uno solo que no veo hace tiempo, casi no hablamos. Técnicamente mi vecino es mi amigo, o sea tú.—Explicó con las manos, con seriedad y un tono de voz bajo.—No me gusta mucho la compañía. Además, hace no mucho pasó algo con mi familia y alejé a todos de mi. Me arrepiento de todo lo que hice ese año.—Suspiró, con cierta pesadez que sus pulmones con un resoplido dejaron liberar. 

My little star; MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora