24. "No te reconozco"

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Cuatro días, cuatro dias en los cuales no pude salir de mi casa, en los que se me había prohibido moverme. Además de que siempre me tenían vigilada. ¿Cómo había pasado? Pues mi papá le había reñido a mi madre por dejarme tener novio, además de dejarlo entrar a la casa. Era una total estupidez.

—¿Cuanto tiempo más? —le cuestione a mi mamá, aprovechando el hecho de que mi papá no se encontraba en la casa.

Me ignoró, sabía que si me dejaba salir, así sean unos minutos, mi papá se iba a enfurecer, no con migo, sino con ella, según él: «Le falta disciplina, obedecer»

—Mamá... —insistí después de unos segundos.

—No sigas, Sabrina —declaró.

—Entonces si no puedo hablar contigo, hablaré con el que dice ser mi padre —dije levantándome del sillón.

Caminé hasta llegar a mi habitación y me encerré en esta, estaba aburrida. Todas las opciones que tenía para hacer en estas vacaciones se habían aurrinado. Quería hacerme oír, hacerle entender que ya soy grande como para tener libertad; De pronto, un ruido suave se escuchó en mi ventana.

Rapidamente caminé y me asomé en ella, la respuesta era clara: Mateo.

—¿Qué haces aquí? —pregunto en cuanto lo dejo entrar.

—Me estaba volviendo loco al no saber nada de ti —se explicó.

Lo besé por unos segundos, y cuando me separé de el su cara demostraba angustia, tristeza.

—¿Qué pasa? —cuestioné al ver su rostro preocupado.

El notó mi mirada insistente y decidió sólo encogerse de hombros, frunci mi entrecejo ante ese comportamiento extraño de parte de el.

—Mateo...

—No pasa nada —se adelanta a decir—. ¿qué te ha dicho tu padre? —pregunta esquivando el tema.

Lo adelante de todo lo que había pasado, y el en seguida se disculpó, lo cual no tenía que hacer, ya que no era su culpa que mi papá fuera así.

Después de unos minutos, le insistí que se fuera. Sabía que en cualquier momento mi papá iba a aparecer por la puerta, tomándonos por sorpresa. Y mi padre no tardó en hacerse notar:

—¡Sabrina! —exclamó mi padre desde la planta de abajo.

Rápidamente bajé las escaleras y lo enfrenté, estaba sentado en el sofá, con compañía.

—¿Qué pasó? —pregunté cansada.

Las miradas se posaron en mi, al lado de mi padre había un señor mayor, su rostro se me hacía conocido, de mi fiesta de cumpleaños.

—Sabrina, por fin te vuelvo a ver —se adelanta el señor—. Mi hijo no para de hablar sobre ti.

Me tendió su mano, a lo que yo se la di, el se la llevó a los labios y la beso. «¿Luego ya no habían dejado de saludar así?» esa pregunta cruzó mi mente por unos instantes, pero no me dejé afectar.

—Mateo tenía razón al decir lo linda que eres —me alagó—. Ahora tomen asiento.

Confundida, me senté en el pequeño sofá frente a mi padre y al papá de Mateo.

—Mi hijo me ha contado la situación por la que está pasando Sabrina —comenzó— y sin ofender, señor, me parece totalmente inmaduro de su parte privarle a su hija tener novio.

Oh no...

—¿Perdone? Usted vino, a mi casa, ¿para hablarme de cómo debo educar a mi hija?

Mi padre, de golpe, se pone de pie, comienza a caminar en dirección de la puerta principal y la abre.

—Con todo el respeto, le voy a pedir que se vaya de mi casa.

—¿Tú casa? —las palabras salieron de mi boca sin pensar. El no tardó en fruncir su entrecejo, notablemente irritado.

—Si, Sabrina, mí casa —dejó la puerta para acercarse a mi— mi hogar, este es mi hogar, Sabrina, junto a ustedes.

Una risa burlona sale de mis adentros, haciendo que las facciones de mi padre se vuelvan más duras, con más enojo.

—No, padre. De hecho, creo que tu hogar es el trabajo, ¿no? Te la pasas trabajando, nunca nos vemos, y cuando lo hacemos, siempre causas problemas. No conoces nada sobre mi, y yo no conozco nada de ti.

—Trabajo para que ustedes vivan bien —se defiende— sabes que tengo mucho trabajo, por eso casi no vengo a verlas.

—¿Por lo menos me estás escuchando? —cuestiono— porque parece que no.

—Claro que te escucho, acabas de decir que no te gusta que no pasemos tiempo juntos.

—No, dije que te preocupas en llenar el lugar de "papá" con el dinero —suspiro— nunca me preguntas si estoy bien, si tengo tiempo libre para pasar una tarde contigo. Solo preguntas si voy bien en el colegio, y como ahora lo estas haciendo, me estas preguntando el qué hago con un novio —las lágrimas comienzan a nublar mi vista— lo único, lo único que pido, es confianza. Ya no soy una niña pequeña a la cual puedes decidirle cada paso, cada palabra, cada elección, ya estoy grande, pa, ya no necesito que elijas por mi.

—Solo quiero que estés bien.

—La única persona que se ha preocupado por eso, es mi mamá, en cambio tu, tú no has hecho del papel de padre en todo lo que llevo de mi vida.

Después de terminar esas palabras, un dolor caliente se hace presente en mi mejilla, y en un reflejo, me llevo las manos al área afectada. Al fijarme en mi padre, el tiene la mano en la boca, como si estuviera sorprendido de lo que acababa de hacer, un reflejo de susto y preocupación se hace presente en sus ojos, pero ya nada me importa, no me importa si se arrepiente, lo único que sé es que estoy más enojada aún.

Me abofeteó.

Nunca habíamos recurrido a la violencia, mi madre siempre me decía que la solución no era esa, sino hablar claramente, por eso, en toda mi vida, nadie, ni siquiera mis padres se habían dignado a tocarme un pelo, aunque tampoco les daba las razones; además que en esos momento mi padre me manejaba a su antojo por medio de esas llamadas, en las cuales me decía que debía portarme bien, sacar buenas notas, no salir de casa, prometiendome venir a vernos, pero aunque le hiciera caso, y aunque yo siempre lo esperara con los brazos abiertos, el nunca llegaba a casa.

—Ya no te reconozco, nunca te he reconocido —digo firmemente, mientras me voy a mi habitación, y con llave, me encierro en mi propio mundo, en donde nadie existe, sólo yo.




𑁍 𑁍 𑁍

𝙷𝚘𝚕𝚊 𝚘𝚝𝚛𝚊 𝚟𝚎𝚣! 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚗? 𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚋𝚒𝚎𝚗. 𝚂𝚎 𝚙𝚛𝚎𝚐𝚞𝚗𝚝𝚊𝚛𝚊𝚗 𝚙𝚘𝚛 𝚚𝚞𝚎 𝚊𝚌𝚝𝚞𝚊𝚕𝚒𝚌𝚎 𝚎𝚕 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘; 𝚙𝚞𝚎𝚜 𝚊𝚙𝚛𝚘𝚟𝚎𝚌𝚑𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚘𝚢 𝚎𝚗 𝚞𝚗𝚊 𝚜𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊 𝚍𝚎 𝚛𝚎𝚌𝚎𝚜𝚘, 𝚊𝚜𝚒 𝚚𝚞𝚎 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚚𝚞𝚎𝚛𝚒𝚊 𝚎𝚛𝚊 𝚊𝚌𝚝𝚞𝚊𝚕𝚒𝚣𝚊𝚛, 𝚊𝚚𝚞𝚒 𝚎𝚜𝚝𝚊. 𝙴𝚜𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚕𝚘 𝚍𝚒𝚜𝚏𝚛𝚞𝚝𝚎𝚗 𝚖𝚞𝚌𝚑𝚘.

𝑁𝑜𝑠 𝑣𝑒𝑚𝑜𝑠!!

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