Capítulo 16: Falacia patética, parte IV

30 6 0
                                    

¿Sabes, Emily?, esa parte de los laberintos en la que se corre con mucha expectativa de llegar a algún lugar al fin, pero después una enorme pared impide pasar legible en "fracasaste". Pues eso.    

Yo grito su nombre varias veces sobre sus pasos. Pero llego tarde. D sube a su auto obviando mi voz a pocos metros. Y sin prisa, sin furia, sin llanto... se marcha olvidándome aquí, entre relámpagos, en medio de la calle y como nada.

Y no (me) pasa nada.

«¿Qué estoy sintiendo ahora?»

Volteo excesivamente tranquila. «¿Debería preocuparme?» Tener la mente fría y el corazón de piedra no puede ser tan malo, si solo quiero perder la cabeza.

No tengo ganas de llorar sino muchas de hacer algo tan malo como para castigarme a mí misma, justo como antes. Pero los métodos de antes no serán nunca más porque me recuerdo quién no quiero volver a ser. Solo necesito explorar formas distintas. Y cierta zorra me habló, una vez, de métodos más placenteros que dañinos; y es una buena opción descargar todo antes de desbordar, con alcohol o con sexo ocasional por ejemplo.

Acelero segura a la barra.

—Gin triple.

Kylie se vuelve a atenderme pronto y trata de corregir mi decisión:

—Gin-tonic, ¿no?

—Quiero solo gin, Kye. —Explico.

—¿Estás segura? —Mi mirada cruda se lo dice todo. —Okay.

Mis manos no tiemblan y como disparos seguidos a quemarropa cristales vacíos regresan al mismo lugar. Aprieto mis ojos y ladeo mi cabeza sintiendo bajar tanto alcohol a mi organismo... y ese olor a lirio.

No es ni media noche todavía; una sonrisa grave se me esquina recordando mi cita con Ocean Eyes:

Online

Emily: Nos vemos a las 12:00 m.

Ocean Eyes: ¿Estás bien, Emily?

Emily: Si te digo que "sí" creerás que miento y si digo que "no" estaría mintiendo. Así que, ¿qué te respondo?

Emily: Mejor espera y verás.

Offline

Hay una forma de acelerar el proceso de mi pérdida de control.

Es hora de ser un poco caótica.

Secuencia: cabello suelto, cabeza abajo, sacudir un poco, entonces arriba... y tengo un nuevo estilo y pensamientos mareados.

¡Vamos a hacer mucho ruido, Emily!

Busco a mi felino de ojos verdes, y lo encuentro sin esfuerzo. Haciendo caso omiso a Pher me voy a Francis.

—Hey, tú, imbécil... —No mido mi lengua entre sus amigos.

—Oh, joder, tío. Se tenía que decir, y se dijo... —La de cabello platinado se mete y se burla con un acento sexi de más, muy de España.

Todos ríen y a mí lejos de hacerme gracia me desagrada lo entrometida, comediante y besucona que es. Ni siquiera miro su cara porque he venido por este imbécil y no por problemas.

—Necesito algo de ti. —Soy directa.

—Los polvos al baño, ¿vale? No os pongáis a cachondear frente a todos, por favor.

Y mierda que detesto su manera sensual, pervertida y risueña de entrometerse.

Busca mi atención. «Okay.» Me obliga a mirar y detallar. Y... «Si será puta...»

Emily KOz © #1Where stories live. Discover now