Capítulo 27: Episodio erótico

9 5 0
                                    

Acepto la oferta de caminata porque eso nos dará tiempo de conversar atravesando el Paseo de las Fuentes.   
 
Sandro quiere que le platique sobre mí y la terapia pospuesta, y mis días de regreso aquí sin él, y mis emociones. Yo únicamente quiero que él me hable por fin de Olivia, esa con la que tanto ha confundido mi nombre. Y es que tengo una teoría sobre esa persona que voy a comprobar. Es un trato justo a mi parecer.

Martes, 11:10 pm.

Estoy por entrar complacida al vestíbulo del carísimo hotel cinco estrellas que Alessandro Castelli se puede dar el lujo de costear. Sin embargo, mis deseos de apreciación interna tendrán que esperar puesto que él me impide seguir adelante indicándome que a su habitación no es dónde vamos.

Pasamos por una bebida rápida al bar del hotel por mi petición.

—Todo esto que hacemos me recuerda a nosotros en Venecia— .Le comento sonriente cuando toma su copa de vino y me pasa la mía de martini.

—Come un déja vù.

Aliso un poco mis lacios que me he soltado de aquel elegante peinado nada yo desde que hemos pasando por el Paseo de las Fuentes.

Él toma mi mano sin pensárselo y me guía.

Me da curiosidad saber cuál es su sorpresa aunque ando más centrada en su contacto entre mis dedos, mi copa y pensamientos impuros.

«D tiene razón, Sandro es una meta que quiero traspasar».

En fin, que saliendo de mi ensimismamiento me descubro en el estacionamiento del hotel.

—Mhum... wow... me quieres sorprender con un... ¿estacionamieto?— .Soy sarcástica probablemente porque he esperado algo... romántico.

Sandro responde a mi sarcasmo con una risa baja deteniéndose de pronto. Mira a mis ojos, y hay un destello atípico en los suyos; no sé si estoy intimidada o excitada... o las dos cosas.

—¿Alessandro?

—Mire a su izquierda— .Tampoco distingo si es una orden o un pedido.

Flotándome yo misma de las profundidades de sus ojos grises dilatados...  solo lo hago.

¡Tiempo fuera!

Si creía que este hombre era incapaz de sorprenderme más, he estado errada.

A unos pocos metros de distancia una Kawasaki Ninja 650R púrpura-negra se presume, justo eso, como esperando únicamente por mí.

—No lo puedo creer.

«¿Cómo puede hacerme esto?».

Está cumpliendo ambas promesas de Venecia: el ballet y la moto. A pesar de que no he cumplido la otra parte de las mías de dejar de huir y averiguar de una vez lo que sucedió realmente la noche del accidente. No comprendo por qué se esfuerza en cumplir mis sueños si ni siquiera me pide algo físico a cambio.

—Staba indeciso entre una Honda Fireblade, una Suzuki GSX-R750... e questa— .Me cuenta complacido por mi rostro de niña pequeña con juguete nuevo.

—¡Mierda, Sandro, ¿por qué haces todo esto conmigo?!

—Perché se lo merece, ragazza. Ya ha pasado por demasiado in questa vita. Io solo le doy un poco de lo mucho che creo se merece.

No necesito una palabra más. Me lanzo a sus labios como si fuera la única manera en que supiera y quisiera agradecer. Sandro lo desea. Me desea. Eso me hace sentir tan bien. Pero Sandro es de los que somete su cuerpo a su mente... y solo se permite disfrutar de mi boca entre la suya por un efímero instante.

Emily KOz © #1Where stories live. Discover now