12. Sus problemάtıcos demonıos ミ☆

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Yangyang se considera a sí mismo un demonio con mucho futuro. Ahora es demasiado joven, pero cuando crezca será tan fuerte que podrá comandar el ejército de su padre con los ojos cerrados. Su poder excederá todos lo precedentes, quizás su único rival sea Hendery, pero confía en que la hermandad que los tres han construido desde su nacimiento los mantendrá como aliados.


En conclusión: Su objetivo es ser el demonio más poderoso en su mundo.


Pero eso es en un futuro, uno lejano. Ahora mismo, Yangyang sólo tiene interés por ver las hojas de su planta tomar el sol, comer esas cosas suaves, blancas y dulces que llaman malvaviscos, vencer a Xiaojun y Hendery en Uno porque siempre encuentran un modo de hacerlo perder, y un día quemar las cejas de Hendery por siempre decir que es más poderoso que él —no importa su linaje, Yangyang está seguro que no habrá nadie que lo supere—.


La vida en el mundo humano es tan divertida, pacífica y llena de sorpresas, que no le importaría hacer su reino del mal aquí cuando sea el momento, aunque le parece que si ocurre tal cosa entonces la tranquilidad de este mundo se vería comprometida.


Estira sus brazos dejando su pequeña maceta enfrente de las puertas de cristal del balcón, Kun le advirtió que el sol no debe darles directamente. La abuela solía decirles que las plantas eran como ellos tres: Se veían tan pequeñas en un inicio, pero el tiempo y los cuidados apropiados las harían crecer tanto que un día recordarían con gracia lo enanas que alguna vez fueron. A Yangyang le gustaba mucho escucharla hablar, incluso si a veces no entendía sus metáforas o dichos.


A la abuela le habría agradado Kun.


Así como a él le agrada, a pesar de que Kun se moleste con él cuando lo asusta en el baño mientras se ducha o esconde su cartera en la azotea, incluso cuando apaga las luces justo después de que el humano las enciende, lo único que se gana es una cara enojada y una advertencia de que no tendrá postre esa noche —cosa que no ocurre, todas las noches comen postre, sin falta—. Su padre tenía muy poca paciencia con él, así que Yangyang no podía hacerle muchas bromas, por lo que le viene perfecto la accesibilidad de Kun para eso.


Mira su pequeña planta con admiración, deseando verla crecer pronto, porque confía que cuando sea mucho más grande, él también habrá avanzando tanto que sería suficientemente fuerte para hacer lo que quisiera allá en su mundo.


— Si te quedas tanto tiempo así te dolerán las piernas. —Le dice Xiaojun desde la cama, tiene un libro verde en sus manos que ha estado leyendo desde hace semanas.


Yangyang le da la razón, ha pasado tanto tiempo sentado en el suelo mirando su planta que cuando intenta levantarse sus piernas se sienten incapaces de soportar su peso en el suelo, así que cae de nuevo sentado.


— Te lo dije. —El otro ríe, mirándolo por encima del libro antes de volver a centrar su atención en este.


— Debo asegurarme de que esté tomando bien el sol. —Alega arrastrándose hasta la cama para hacerle compañía, sube a ésta y reposando la cabeza en el hombro de su compañero.— ¿Qué lees?


— No estoy seguro, trata sobre un hombre que lo obligan a ir a la montaña para criar cien vacas, pero se encuentra con dos serpientes que están peleando. —Responde su amigo, moviéndose un poco para darle más espacio al menor.

𝗤𝗶𝗮𝗻 𝗞𝘂𝗻 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼𝘀 】⛧ミ { Lukun ; Tendery ; Xiaoyang }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora