Los meses pasan, todo parece seguir su curso natural. Afrontando los problemas diarios de ser un joven y a la vez ser un sangre de lobo. Rhydian Morris considera que su vida no ha sido tal desastrosa como supuso que sería siendo un chico adoptado. A...
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Now I'm raging like a fire Burning up through everything I see And it goes something like
I'm victorious It's my time
There's no stopping this 'Cause I was born for this
I do it for the glory I do it for the glory I do it for the glory I do it for the glory
When all is left is dust They'll remember Oh they'll remember us 🎶 ...
Con Maddy Smith un mes después
—Esa es mi carne—dijo la castaña a la rubia chica que estaba enfrente—. Mi carne—volvió a repetir un poco mas alto que la vez anterior.
—¿Tuya?, ¿acaso tiene tu nombre?—la rubia parecia aún más molesta que su contrincante, a pesar de ser solo parte del juego no podia permitirse el perder contra nadie, ella era una sangre de lobo muy competitiva—. Esta carne será mia, esta bien.
—No, esta será mi carne—rugio la castaña con enojo, ambas lobas iban formando un círculo a cada paso que daban, estaban en posición de ataque, alertas a cualquier movimiento de su adversario—. Mi carne, y solo mia—los demás integrantes de la manada se encontraban a una distancia prudente, observando la competencia de la novata loba castaña y de la experimentada loba rubia. Todos tenían a su favorita, y lo hacían notar, a pesar de ser la novata, e incluso considerada como la domesticada, Maddy tenía su público; algunos le vitoreaban o le daban gruñidos de aliento.
—Vamos Maddy—una de las lobitas mas jóvenes de la manada susurraba con entusiasmo, ella era una de las tantos lobos que apoyaba a Maddy—. ¡Tú puedes Maddy!—se animó a gritar cuando otros lobos a su alrededor también lo hicieron.
—Enseñale Madeline—John, un lobo joven y de pálida piel, ya muy amigo de Maddy, gritó con euforia cuando ambas chicas se lanzaron una contra la otra transformadas en lobo—. ¡Maddy, Maddy, Maddy!—fue cuestión de segundos para que varios lobos le siguiesen el juego. Era un verdadero griterío.
—¡Toni, Toni, Toni!—los gritos y rugidos comenzaron a calentar el ambiente, la manada se dividía en dos grupos, al medio de ellos estaban las dos lobas peleando por un gran trozo de carne—. ¡Enseñale quien manda! ¡Vamos Toni!—la rubia gruño ante los gritos de los que la apoyaban, como diciendo gracias.
