Parte 2 -Seccion 1

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—Por supuesto —dijo él—. ¿Tú no? —No he visto a mi padre real en tres años —dije yo. —¿Es eso triste, para ti? —preguntó el joven hombre. —Me envió allí —apunté a un brillante punto rojizo en el negro cielo—. Para aprender disciplina. —¡Shh... shhaa! —El Florian (una variedad más pequeña de humano, de la mitad de la altura de Chakas) correteó desde la popa con los pies descalzos para unirse a nosotros. Nunca había conocido una especie que variara tan ampliamente y que mantuviera un nivel tal de inteligencia. Su voz era suave y dulce, e hizo delicadas señales con sus dedos. En su emoción, hablaba demasiado rápido para que yo lo entendiera. Chakas interpretó. —Dice que necesitas quitarte tu armadura. Está perturbando al merse. Al principio, esa no era una sugerencia bienvenida. Los Forerunners de todo tipo vestían armaduras de asistenciacorporal durante mucho tiempo de sus vidas. La armadura nos protege tanto física como médicamente. En emergencia, puede suspender a un Forerunner hasta el rescate, e incluso proporcionar alimento durante un tiempo. Le permitía a los Forerunners adultos conectar con el Dominio, desde donde todo el conocimiento Forerunner puede fluir. La armadura es una de las razones principales por la que los Forerunners viven tanto. También puede actuar como amigo y consejero. Consulté mi ancilla, la inteligencia y memoria incorpóreas de la armadura... una pequeña figura azul en el fondo de mis pensamientos. —Estaba anticipado —me dijo ella—. Los campos eléctricos y magnéticos, aparte de los generados por las dinámicas naturales del planeta, conducen a esos organismos a una furia salpicada.


Es por eso por lo que el barco está potenciado por un sistema de vapor primitivo. Me aseguró que la armadura no sería de ningún valor para los humanos, y que en cualquier grado podría protegerse contra su uso indebido. El resto de la tripulación observaba con interés. Sentía que sería un asunto delicado. La armadura se apagaría, por supuesto, una vez que me la quitara. Por el bien de todos, tendría que ir desnudo, o casi. Conseguí convencerme a la mitad de que eso solo mejoraría la aventura. El Florian se puso a trabajar alcanzándome una pareja de sandalias de lengüeta usadas para taponar fugas.


De todos los hijos de mi padre, yo era el más incorregible. De por sí no era mala señal ni siquiera inusual. Los Manipuladores de la promesa suelen mostrar rebelión temprana... el sello en metal bruto desde el cual la disciplina de una proporción perfecta es honrada y definida. Pero yo excedí incluso la amplia paciencia de mi padre; me negué a aprender y avanzar a lo largo de cualquiera de las curvas Forerunner adecuadas: entrenamiento intensivo, otorgamiento de mi proporción, mutación a mi próxima forma, y finalmente, adopción en una naciente tríada... donde podría escalar al cenit de la madurez. Nada de eso me atraía. Estaba bastante más interesado en aventuras y tesoros del pasado. La gloria histórica centelleaba mucho más brillante en mis ojos; el presente parecía vacío. Y así al término de mi sexto año, frustrado más allá de su aguante por mi testarudez, mi padre me vendió a otra familia, en


otra parte de la galaxia, lejos del complejo de Orión donde mis gentes habían nacido. Durante los últimos tres años, el sistema de ocho planetas alrededor de una estrella amarilla menor (y en particular, el cuarto, un seco y rojizo desierto llamado Edom) se convirtió en mi hogar. Llámalo exilio. Llámalo escape. Yo sabía que mi destino se encontraba en algún otro lugar. Cuando llegué a Edom, mi padre-de-intercambio, siguiendo la tradición, equipó mi armadura con una de sus propias ancillas para educarme en las formas de ser de mi nueva familia. Al principio pensaba que esa nueva ancilla sería la cara más obvia de mi adoctrinamiento... solo otro eslabón en mi prisión, dura y no simpática. Pero ella pronto probó completamente que era algo más, a diferencia de cualquier otra ancilla que hubiera experimentado. Durante mis largos períodos de enseñanza y ejercicio regimentado, me sacó, trazó mi dura rebelión de vuelta a sus raíces... pero también me mostró mi nuevo mundo y mi nueva familia en la clara luz de la razón imparcial. —Eres un Constructor enviado para beber entre Mineros — me dijo ella—. Los Mineros están situados por debajo de los Constructores, pero son sensibles, orgullosos y fuertes. Los Mineros conocen los brutos e interiores caminos de los planetas. Respétalos, y ellos te tratarán bien, te enseñarán lo que saben, y te devolverán a tu familia con toda la disciplina y habilidades que un Manipulador necesita para avanzar. Después de dos años de servicio generalmente implacable, guiando mi reeducación mientras al mismo tiempo aliviaba mi sofocante existencia con un ingenio claramente seco, llegó a percibir un patrón en mis preguntas. Su respuesta fue inesperada.

HALO CRYPTUM: LA SAGA FORERUNNERWhere stories live. Discover now