➻3

145 8 1
                                    

Me extrañó cuanto menos. No le quise dar demasiada importancia ya que la extraña hoy era yo. Todos sabían más o menos de la vida del otro menos yo. Así que preferí no preguntar y sonar inoportuna, o peor, causar una impresión equívoca en mis amigos.

Saludé a las dos chicas y aproveché para colgar la chupa en el perchero de la entrada.

Alfred volvió a la cocina a terminar lo que fuera que estuviese haciendo, por lo que vi una buena oportunidad de acercarme a él, que al fin y al cabo era la persona con la que más confianza tenía en ese momento.

- Espera que te ayudo. - medio grité encaminándome hacia la cocina.

Mi amigo estaba terminando de sacar unas empanadas y tres o cuatro cosillas para picar.

Me senté en un taburete justo detrás suya, me repasé los anillos un poco nerviosa y rompí el hielo.

- A ver, que no quiero sonar impertinente, pero...¿qué hace Mimi aquí? ¿Es la pareja de Ana? - pregunté con algo de miedo a su reacción.

Alfred se giró y me miró un poco sorprendido, después soltó una pequeña carcajada.

- Pero qué va, qué dices mujer. -sonrió. - Mimi entró en bachiller, por eso no la conoces. - me aclaró. - Hizo muy buenas migas con Ana desde el principio, bueno y con todos.

- Dios qué tonta soy - pensé en voz alta - Es que al ver las parejas de los demás y como no la conocía...pues

- Tranquila, que no pasa nada. Es normal que te montases tu película.- intentó calmarme.

-Bua Alfred no se lo digas a nadie porfa, y menos a Ana. -supliqué.

Alfred hizo el gesto de echarse la cremallera en los labios y me dedicó otra sonrisa.

- Anda, ayúdame a llevar esto a la mesa. - dijo refiriéndose a las empanadas.

Durante la cena nos pusimos un poco al día, bueno a mí un poco más que al resto.

Nos bebimos unas cuantas cervezas, aunque yo solo me bebí una copa del vino que había traído ya que después debía conducir de vuelta.

Entre las anécdotas que contamos salió la de mi reencuentro con Alfred la semana pasada.

Todos fliparon un poco al descubrir que me había vuelto una enamorada de la música, y claro entre tanto terminaron convencieéndome de que tocara algo, pero yo fui más lista y arrastré a Alfred conmigo.

Mi amigo bajó de su habitación la guitarra que justo recogió de la tienda aquel día.

Nos sentamos uno al lado del otro dejando un espacio para poder colocar la guitarra.

- Haz tú los honores. - me pidió mi amigo entregándome la guitarra para que fuese yo quién la tocara.

- Vale, pero tú me sigues, eh. - le advertí, a lo que él me asintió.

Toqué los primeros acordes y desde el primero reconoció la canción que empecé a tocar.

"A caído la noche el mundo se fue a dormir."

Aquella era la primera estrofa de "Cuando duermes", que fue la canción que cantamos.

- Qué bonito cantas - dijo Ana acompañando el "piropo" con una dulce sonrisa.

Me sonrojé un poco ya que nadie me había hecho ningún comentario sobre cómo cantaba, ya que tampoco es que yo cantase mucho en público.

Yo era más de cantar en casa, en la tienda y si me apuras en el ascensor.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 10, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

BACK.  | WARIAMWhere stories live. Discover now