CAPÍTULO 5

4.4K 434 415
                                    

Sam

Los días han pasado desde que Beth me confesó sus sentimientos por Noah. Admito que existe una incómoda punzada en mi pecho cuando pienso en ello; aun así, me niego a sentir el mínimo brote de amor. Mis sentimientos se tornan confusos: es difícil distinguir entre un sentimiento real y uno producido por el TLP.

Gracias a Sara, descubrí la dependencia emocional y el miedo al abandono; ambos producidos por mi enfermedad. Mi mente comenzó a jugar conmigo, ha alterado mi realidad. Me cuesta creer que el amor tan inteso que sentí por Ale solo fue parte de mi transtorno mental. Ahora experimento una obsesión por recuperarle, renunciando a todo por salvar un amor que quizá... ya ni siquiera exista.

Pese a ello, no puedo dudar del amor que Beth aún guarda: cuando pone los ojos en él, adquiere una mirada suave y cálida, sus pupilas invaden el color verde y una inconsciente sonrisa se dibuja en sus labios. Me pregunto si yo me veo así cuando estoy enamorado. Por otro lado, él se dedica a poner una barrera; sobretodo en el contacto físico. Noah no duda en abrazar y juguetear con Ámbar, en cuanto a Beth, él mantiene distancia.

Mi día se torna azul cuando me entero que Noah no vendrá a clase. Comprendo que la ausencia del chico no solo es beneficiosa para mí, ahora sé que también lo es para ella. David está entusiasmado por el chico, al parecer, tuvo que asistir al momento más impotente de su vida. Se negó a contarnos más, y siendo sincero, no me interesa.

Nos reunimos bajo en mismo árbol de siempre. La idea de conseguir nuevos amigos no ha abandonado mi mente, no quiero acostumbrame a su compañía y después perderlos para siempre. Mi problema no radica en quedarme solo, en realidad, odio que las personas importantes en mi vida se alejen de mí. Nuestra amistad aún no es sólida, por lo que, cortar la comunicación no me afectaría de manera significativa.

Mientras David come un sandwich de pavo, Beth hace su mayor esfuerzo por convencer a Ámbar de pintar sus labios de color rojo —todos los días la pelirroja suele usar ese color en los labios, es su sello personal—, a pesar de sus incontables intentos, ella se resiste; ocasionando que Beth pinte la mejilla de la chica.

—¡No! —Ámbar pasa rápidamente la mano sobre su mejilla, trasfiriendo el color a la punta de su dedo medio; lo observa aterrada— ¿Esto se quita? ¡Te dije que el color es muy inteso!

Beth ríe con nerviosismo. No puedo evitar soltar una risita discreta.

—Sí lo hubieras hecho más fácil, esto no pasaría —responde Beth; toma su rosto con una mano, acariciando su mejilla con el pulgar—. Debes dejar de tenerle miedo al maquillaje, eres una estrella de rock.

El rostro de Ámbar se relaja, mostrando una media sonrisa.

—Para ti es más fácil, puedes usar cualquier cosa y sigues luciendo divina —dice con tristeza en su voz. Baja la mirada al labial que Beth sostiene en su mano—. Estoy segura que yo sería igual que un payaso.

La chica dulce que conocí, se convirtió en alguien frágil frente a mis ojos. Es como verme a través de ella, conozco a la perfección las inseguridades y la constante manía de compararte con alguien más.

—Ámbar, ven aquí —interrumpo; cuando ella gira hacia mí, tomo su mentón con una mano, con la otra, limpio la pintura de su rostro con ayuda de una servilleta—. Luces muy linda tal y como estás. Aunque estoy seguro que el rojo te queda muy bien.

Esboza una amplia sonrisa. Cuida a las personas cómo te hubiese gustado que te cuidaran a ti, pienso.

—Gracias, Samu —sus mejillas se ruborizan.

Cuando mis ojos se encuentran con los de Beth, sus labios pronuncian un «Gracias», sin emitir sonido.

—Mañana deberías usar ese labial, te daría ese toque de rockstar —añade David, formado una señal de rock (levanta sus dedos meñique e índice).

BICOLOR Where stories live. Discover now