II

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El leve carraspeo de incomodidad de la joven de Agrabah, sacó del pequeño trance al Príncipe. Las miradas confundidas de sus amigos eran poco disimuladas y, eso le indicaba a ambas chicas que su llegada sería un extendido problema. Por parte de la castaña, su expresión divertida iba de la de cabellos violetas, hacia su viejo amigo.

Nadie se dignaba a mencionar palabra alguna, seguían centrados en la joven francesa que se hacía destacar por su imponente presencia. Ésta dirigió su mirada con lentitud hacia su amiga, pues el ambiente se había tornado totalmente incómodo y no se le hacía divertido perder el tiempo. Jalila entendiendo lo que quería decirle, hizo una seña hacia los guardias que las escoltaban para que llevaran sus cosas a sus nuevos dormitorios.

-Ha sido una... Buena bienvenida- Hizo un ademán para intentar dar a entender lo grandiosa que había sido la presentación de aquellos fuegos artificiales, dándole una rápida mirada a su amiga. -Pero, necesitamos descansar. Creo, que ustedes tal vez deben resolver algunos problemas- Recalcó la última palabra junto a una mueca de incomodidad extrema.

 Creo, que ustedes tal vez deben resolver algunos problemas- Recalcó la última palabra junto a una mueca de incomodidad extrema

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-¡No! No es necesario. Lamentamos hacerles sentir...- La consejera del chico había dado un paso hacia ellas, pero con una sonrisa ladina la castaña le interrumpió.

-Jalila tiene razón. Mañana podrán darnos ese tan esperado recorrido- Su voz resultaba tan agradable de escuchar que Ben volvió a mirarla fijamente. 

-Entonces, mañana será- Aseguró la ojiverde interviniendo entre ambos, obstaculizando la vista de su pareja. -Lonnie las acompañará a sus dormitorios, descansen- La árabe enarcó una de sus cejas con gracia al notar los intentos fallidos de cortar aquella extraña tensión entre Eloide y, el príncipe.

-Gracias- Se despidió la francesa haciendo una pequeña, pero graciosa reverencia, ganándose una sonrisa del castaño.

-Deja de jugar a ser señorita encantadora- Jalila la tomó del brazo para encaminarse junto a la asiática hacia los dormitorios. 

Momentos antes.

En su rostro se podía notar el gran disgusto por llegar en un anticuado carruaje y, además esperar a su amiga la frustraba cada vez más. Los guardias enviados desde Auradon, las esperaban en la entrada del Reino para llevarlas como se merecían dos princesas como ellas. Y, eso había arruinado el poco buen humor que le quedaba a la castaña.

Mientras que con una gran sonrisa de soberbia y con paso seguro, Jalila se acercaba bajo las atentas miradas de los ciudadanos. Su extravagante estilo y, presencia hacían de la chica toda una estrella. Lucía un simple atuendo que vio adecuado al calor del lugar y, que prácticamente era lo habitual que usaba.

 Lucía un simple atuendo que vio adecuado al calor del lugar y, que prácticamente era lo habitual que usaba

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𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐧𝐬 | ᴰᵉˢᶜᵉᶰᵈᵃᶰᵗˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora