Refugio

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____ pov's 

Si bien es cierto Sunagakure es la aldea a la cual pertenezco, Konoha es mi hogar. Antes de comenzar la guerra le pedí un favor a mi madre, ya que si esta quería que estuviera en un refugio al menos quería que fuera bajo mis condiciones. Estar en la aldea de la hoja fue lo que le pedí, sabía que si me quedaba en Suna todos me tratarían como la esposa del Kazekage, por lo que sería una princesa más a la cual proteger y a la cual mimar, todos prestarían su atención a mi y hasta las malas lenguas expresarían su disgusto del porque me encontraba en ese lugar. Sin embargo, en Konoha podía ser simplemente yo, estaría junto a Hinata y Kurenai y al menos sería un poco más llevadera la situación.

En los meses previo a la guerra me encargué de ayudar con la preparación, si no iba al menos tendría que ser de ayuda en la parte de logística. Permití que Inoichi vagara por mis recuerdos mientras estuve en Akatsuki para que obtuviera la información que necesitara con respecto a quién yo conocía como Tobi y hasta impartí lecciones de ninjutsu médico a diferentes ninjas de Sunagakure para que pudieran sanar sus heridas, lo más lejos que pude llegar fue al segundo nivel de complejidad por lo que estaban capacitados para poder sanar desde heridas hasta huesos rotos. 

- ¡Cuidate papá! - exclamó Ai colgandose de su cuello en un fuerte abrazo 

- ¿Vas a estar bien? - Nozomi lo abrazaba fuertemente por las piernas, por lo que se agachó a como pudo, dejando a Ai en el suelo y las miró a las dos tiernamente. 

- Les prometo que volveré, después de todo tengo razones para querer hacerlo - dijo alzando la vista hacía mi. Ambas lo abrazaron por varios segundos  y luego subieron al que sería nuestro transporte. 

- Ten cuidado - fueron las últimas palabras que le dije a Gaara antes de partir hacia Konoha en medio de la noche. Él me miró y sonrió. Era obvio que iba a regresar, sin embargo era normal que me preocupara por el. 

Faltan un par de días para que comenzaran los ninjas a dirigirse al punto de encuentro de la alianza. Nadie había sido evacuado aún, eso se haría hasta el día siguiente. El lugar estaba acondicionado para albergar a la población necesaria y además prestar los servicios básicos para sobrevivir dentro un plazo de una semana. Luego de eso habría que utilizar las vías subterráneas para poder sacar más reservas de alimentos que se encontraban resguardados bajo alguna parte de Konoha. Yo formaba parte de las personas que lideraban el comité para la entrega de provisiones, además del control de ingreso al lugar. Por lo que debería dejar a Kurenai a cargo de las niñas mientras colaboraba. Para pasar la noche nos dirigimos hacia la casa de Temari y Shikamaru. La tensión entre ambos se notaba, estaban tan preocupados que era imposible que no se me contagiara también el sentimiento, sin embaargo cada vez que veía a las niñas correr y sonreír intentaba ser optimista y los animaba a que ganarían la guerra, después de todo no quería que esas sonrisas desaparecieran por nada en el mundo. 

- No puedo creer que todos tengan un carog importante excepto yo - se quejaba Temari durante la cena - ¡Hasta Kankuro! Quiero decir ¿Por qué no yo como la comandante de la cuarta división? 

En ese momento estoy segura de que Shikamaru pensó lo mismo que yo, una Temari con risa malevola con un látigo pegandole a los shinobis para que siguierna sus ordenes. Ante el pensamiento yo reí un poco, lo que le causó disgusto a la rubia, sin embargo llego Shikamaru para salvar el día. 

- Debes de aceptar que no hay nadie mejor que Gaara para ese puesto - dijo tranquilamente luego de tomar un trago de su bebida. Yo solo pude sonreír ante su comentario totalmente acertado mientras que a las niñas les brillaban sus ojos de imaginarse a su padre.

- Si, pero ¿Que te eligiera a ti como mano derecha? - respondió indignada 

- Si me ganas en una partida de Shogi te daré la razón y hasta le diré a Gaara que no hay nadie mejor que tu para el puesto - respondió el con medio sonrisa en su rostro 

- Acepto - decidida fue en busca del tablero sin importarle el hecho de no haber terminado su cena. Apartó todos lo que obstaculizara su juego de la mesa y no dudo en comenzar el partido. 

Para Shikamaru sería un fastidio no poder comer su cena en paz, sin embargo le encantaba la determinación de la rubia. Por otra parte, mis hijas y yo observamos detenidamente el juego mientras comiamos esperando el tan ansiado desenlace. Finalmente el resultado estaba claro, Shikamaru le ganó a Temari por lo que esta solo sonrió y aceptó su derrota. Era orgullosa pero no tanto como para negar que le había ganado justamente, lo cual era de esperarse de él quién ha invertido horas de su vida en practicarlo. 

Finalmente todos nos fuimos a la cama, las niñas se quedaron dormidas de inmediato, sin embargo yo no podía dejar de pensar en todo lo que estaría aconteciendo. Podía escuchar a Temari y Shikamaru besarse desde la otra habitación, al parecer tendrían una noche romántica, después de todo no los culpaba si lo hacían sin importar nuestra presencia ya que uno no sabe que puede pasar en una guerra y es mejor aprovechar el mometento. Así que mejor me retiré antes de que comezará la acción dejando a las niñas bajo un genjutsu para que no se despertarán hasta mañana. No quería dormir por lo que preferí ir a caminar por los bosques que tanto extrañaba, diambulé por no se cuantas horas hasta que por fin regresé a la casa, cuando todos se encontraban dormidos y mi mente se encontraba en paz. 

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Al finalizar el proceso de evacuación, ingresé a la cueva que sería posteriormente sellada para que nadie puediera abrirla desde fuera. Entre todas las personas que me encontré antes de finalmente reunirme con las niñas y las chicas nadie se me hacia conocido, por lo visto las únicas shinobis aquí seríamos nosotras, por lo que eramos concientes de que el sello no era imposible de romper, sin embargo era mejor hacer creer a las personas que estabamos a salvo para que no entraran en pánico. 

Las niñas corrian por el lugar jugando con los demás, las tres mirabamos atentamente cualquier movimiento procurandonos que estuvieran a salvo. Cada vez que algún niño resultaba herido por alguna caída acudía a ellos para sanarlos, por lo que pronto me gané el cariño de los aldeanos que no me conocían. 

- Hinata ¿Puedo pedirte un favor? - la joven asintió - Vigila cada cierto tiempo la zona con tu Byakugan, quiero estar segura de que nada sucederá - en su cara se notaba que quería preguntar porque, pero estoy segura de que por temor a conocer la respuesta no lo haría. 

Madara es demasiad astuto y no dudaba que conociera donde se encuentran los refugiados de las grandes aldeas y por supuesto si quiere gobernar el mundo entero debe de tener en su poder a las nuevas generaciones, por lo que no dudaba que enviara a alguien a buscarlos.  

- ¡Sensei! - Kurenai volvió su vista a mi - Debo repartir las proviciones ¿Vigilas a las niñas? - amablemente sonrió y asintió con su cabeza

Luego de crear un par de clones de sombra que me ayudaran en la labor, la mayoría de las personas contaban con su paquete. Faltaban solo un par que se encontraban haciendo fila para los baños y las chicas, a las cuales yo se las llevaría directamente donde nos encontrabamos. Me encontraba sentada realizando el inventario cuando de repente llegó Kurenai asustada hacia donde yo me encontraba, pro un momento sentí que mi estómago dio un vuelco, me pregunté que le habría sucedido a las niñas para que ella este así, imaginé el peor escenario hasta que por fin ella recuperó el aliento y lo soltó.

- Se acercan dos ninjas y a que no te imaginas quienes son - tragué fuertemente y la miré desesperadamente buscando una respuesta en sus ojos, su labio inferior temblaba lo cual me ponía más nerviosa a mi - Deidara y Asuma 

Miré a Hinata que juntaba a las cuatro niñas a su alrededor aterrada y después de unos segundos centré mi vista nuevamente en Kurenai 

- Llegó la hora de salir - ella asintió poco convencida - Duermelos en un genjutsu, tu eres mejor que yo en eso

No pasaron ni cinco segundos de lo dicho cuando solo Hinata, ella y yo nos encontrabamos despiertas de entre la multitud, era hora de que protegieramos eso que amabamos con todas nuestras fuerzas. Había lllegado la hora de pelear.  

Todo por ti (Gaara y tú) {¿Por qué a mi? T2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora