|29|Fiesta

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#SEVEN#

El día de la fiesta había llegado, pero yo estaba ahí tirada en la cama sin ganas de nada. No me había bañado, ni arreglado, ni mucho menos había visto que me iba a poner. Simplemente no quería ir. Pero cuando se hicieron las ocho de la tarde, la abuela subió a mi cuarto.

-Hay un muchacho afuera preguntando por ti.

Me paré de la cama casi de golpe y fui corriendo hasta la ventana para ver de quien se trataba, y mis sospechas eran ciertas, Oliver había llegado por mí.

Miré a la abuela mientras esta bajaba las escaleras y le seguí el paso corriendo hasta llegar a la puerta de entrada. Me quité el cabello de la cara y sin más preámbulos, abrí la puerta.

-¿Qué haces aquí? -Le pregunté asustada.

-Habíamos acordado de ir juntos a la fiesta, y en ningún momento me cancelaste.

-Lo siento, pero no puedo. Tengo muchas cosas que hacer.

-No es cierto -Intervino la abuela uniéndose a nosotros-, ¿Quieres pasar?

-Me encantaría -Respondió Oliver y se adentró en la pequeña y fría casa en la que vivía.

-Vete a arreglar -Ordenó la abuela divertida de toda la situación que estaba provocando-, No es de buena educación dejar plantado a un caballero en el último momento.

-Oliver no es ningún caballero.

-Te traje una flor -Dijo él como contraparte. Sacó un pequeño tulipán del bolsillo de su chaqueta y me lo entregó.

Mis mejillas se habían puesto coloradas, así que subí a mi cuarto para poder hacer todo eso que la abuela me había dicho. Me di una ducha corta, y luego intenté buscar un atuendo bonito para usar, fracasando en el intento. Se supone que en las fiestas uno no se ponía ropa deportiva, que era lo que yo más tenía. Así que no me quedo de otra más que usar un pantalón simple y apitillado, junto con una blusa floreada que mi madre me había comprado hace años.

Contemplé el desastre que había con mi cabello en el espejo, y que pese a estar mojado y recién lavado, seguía siendo todo un nido para pájaros. Recordé en ese momento las manos de Rusher tironeando de él y el millón de bromas que siempre me hacía, así que bajé corriendo por las escaleras y me detuve frente a la abuela.

-¿Me puedes cortar el cabello?

Ella aceptó feliz de por fin poder hacerlo. Ella amaba mi cabello, pero también amaba recordar los viejos tiempos en que había tenido su propia peluquería.

Y Oliver esperó por mí, sin quejarse en ningún momento por la tardanza. La abuela le había dado galletas para comer, así que mientras las saboreaba, aprovechaba de conversar con la abuela sobre sus vidas, como si de dos viejos y grandes amigos se tratara.

-Esto ya quedó -Avisó la abuela al finalizar.

Mi cabello había quedado perfectamente liso y ordenado por sobre mis hombros, dándome un aspecto mucho más joven y un atractivo que desconocía.

-¿Dónde ha escondido a Gina? -Preguntó Oliver asombrado, contemplando mi nuevo aspecto-, Es como si fiona hubiera preferido ser princesa y no una ogra.

-Lo tomaré como un "que linda te ves", así que gracias.

Estaban por ser las nueve de la noche, así que nos despedimos de la abuela y salimos de la casa sin decirnos mucho. La casa de Federico quedaba a unas tres cuadras de la mía, yo lo sabía bien. Así que nos fuimos caminando, primero con el paso apresurado por la hora, pero llegó un punto en el cual ambos nos pusimos de acuerdo telepáticamente para moderar el paso.

Yo Te ConozcoWhere stories live. Discover now