Capítulo 4

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Capítulo 4: Habitaciones de hotel.

"Las mujeres solteras tienen una propensión terrible a ser pobres, lo cual es un muy fuerte argumento a favor del matrimonio." —Jane Austen.

"Los hombres solteros tienen una propensión terrible a atraer a mujeres solteras que sólo les quieren por su dinero." —Draco Malfoy.

"Las mujeres solteras siempre deben tener dinero escondido en una cuenta bancaria secreta, porque de lo contrario, tienen una propensión terrible a ser unas aprovechadas una vez que se casan." —Hermione Granger.

. . . . .

Hermione se acomodó en su habitación de hotel y abrió la ventana para que entrara un poco de aire fresco. Su habitación daba al mar. Ni siquiera había pensado acudir a ese evento ya que acababa de llegar de nuevo al país hacía muy poco tiempo, pero en el último momento decidió ir. Harry y Ginny habían sido invitados y la convencieron de que sería una buena idea. Ella pensó que no podría ser malo tratar de restablecer contactos, hacer nuevos amigos y dejar que la gente supiera que estaba de vuelta en Inglaterra.

Hermione había estado en Canadá durante tres años pero se trasladó de nuevo a Inglaterra después de su divorcio. No era tanto una cuestión de nostalgia lo que la trajo de nuevo a su país de origen... no, eso no era todo. También tenía problemas financieros. Había tenido una exitosa galería de arte en Canadá que acogía antigüedades y pinturas raras, y todo lo había conseguido ella sola, por sí misma. Tenía una casa bastante grande, dos coches, podía pagar una escuela de preescolar privada a su hija Alice... Pero la alfombra proverbial fue sacada de debajo de sus pies de un tirón... en forma de divorcio, con una gran "D" mayúscula.

No fue una verdadera sorpresa, su matrimonio estaba condenado al fracaso desde el día en el que llegó a casa de San Mungo y le dijo a su marido:

—¿Sabes una cosa, Kevin? Estoy embarazada, y los dos sabemos que no eres el padre.

Sin embargo, su farsa de matrimonio y familia continuó de manera convincente por varios años más, tanto que la familia cruzó el océano y se trasladó a Canadá. Pero cuando Kevin se enamoró de una mujer llamada Lauren y le pidió el divorcio todo se vino abajo.

Hermione pensó: "claro, por qué no". No se amaban, habían llegado a ser más como amigos, o incluso como simples conocidos en vez de amantes o compañeros de vida, así que ella le dijo que no habría problema con el divorcio. Entonces, él comenzó a pedir. Ella tenía mucho más dinero que él, por lo que exigía un reparto de la diferencia. Hermione cerró la boca y le dijo a su abogado que le diera todo lo que quisiera. No contento con eso, Kevin dijo:

—¿Sabes qué? Tu empresa tiene más éxito que la mía, así que quiero una parte de ella también.

Hermione le dijo que se quedara con la maldita empresa entera. Pero luego también quiso la casa. Ella amaba esa casa, pero también se la dio. El colmo llegó cuando quiso la custodia compartida de su hija. Hermione dijo que no tan fuerte que pudo leerse en el aire las letras 'N' y 'O' bien grandes. Podía quedarse con todo, pero no iba a quitarle a su hija. De hecho, él la había utilizado como arma para que conseguir todo lo que había querido tras el divorcio, ese era su as bajo la manga. "Dame lo que quiero o le cuento a todo el mundo lo de tu hija". Y aun así tuvo el valor de decir que la quería, que la crió desde que nació y que aunque no fuera su padre biológico, quería formar parte de su vida. Y una mierda. Seguramente hubiera leído todas esas "conmovedoras" palabras de una novela de Nicholas Sparks.

Por eso Hermione se atrevió a hacer algo que nunca antes había hecho en su vida. Se escapó. Le daría al estúpido de su exmarido todo el dinero que tenía, su negocio y su casa. Todo lo que tenía que hacer era firmar un papelito donde renunciara a los derechos sobre la custodia de "su" hija. Fue un pequeño precio a pagar.

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