☙Casualidades❧ Cap.4

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ANN:

-Si, soy yo, ¿quien es?
Su voz era fina aunque un poco grave a la vez.

Me quede paralizada, sin saber que decir.

Vale ya había llamado y había obtenido respuesta, que era lo máximo que había conseguido hasta ahora, ¿pero que se supone que debería decir ahora?

-¿Hola?

Mierda tenia que decir algo, o colgaría y añadiría mi numero en la lista de gente turbia que llama a la otra gente sin decir nada después.

-Hola.
Dije finalmente muerta de los nervios.

-¿Quien es?
Pregunto el de nuevo.

-Eh sii.... Soy una paciente de la enfermera Betty Johnson, ella me dio su numero y me convenció para que lo llamara.

-Oh, ¿usted es Ann Reece verdad? Si la señorita Betty hablo conmigo, estaba esperando su llamada.

-Si.

-Escuche, esto de hablar por teléfono es muy poco convencional, ¿que le parece si le mando un mensaje con la dirección de mi consulta y cuando pueda se acerca y hablamos?

-Si, si claro.

-Genial, aquí la espero Reece, que pases una buena tarde.

-Igualmente
Dije antes de que Elliot colgara el teléfono.

Apenas un segundo mas tarde recibí el mensaje con la dirección.

Tuve que respirar hondo un par de veces para recuperar el aliento, esta conversación me había puesto muy nerviosa, me costaba mucho hablar de mi vida con la gente, incluso a día de hoy seguía ocultándole cosas a Cathy, que era la que siempre me ayudaba en todo.

Tan solo el echo de ver a Elliot en persona y tener que contarle mis problemas me daba ansiedad, aunque por otro lado, el pensar que todos mis problemas podrían tener una solución me resultaba muy liberador.

Y con ese bonito sentimiento de libertad, finalmente me dormí.

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-La cena ya esta lista.
Susurraba Cathy mientras movía suavemente mi brazo.

-¿Mmmmh?
Dije yo todavía medio dormida.

-Vamos te estamos esperando en el comedor.
Dijo Cathy sonriente a la vez que se levantaba.

-Aja.

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-Todo esta delicioso Lorena.
Dije saboreando cada trozo de comida como si fuera el ultimo. Hacia realmente mucho tiempo que no comía nada que no fuera algo pre-cocinado.

Mi madre no es que fuera una aficionada en la cocina, aunque por un tiempo lo fue, ademas casi nunca estaba en casa. Y yo me preguntaba cuando las cosas empezaron a torcerse hasta acabar así.

-Muchas gracias Ann, puedes comer todo lo que quieras.

Asentí con la cabeza.

-Antes de nada quería agradeceros toda vuestra ayuda.

-No tienes porque.
Dijo Cathy.

-Claro, no hay problema y sabes que puedes contar con nosotras para lo que quieras.
Añadió Lorena.

-Lose, por eso quería comentaros que Betty, mi enfermera, me di el numero de un psicólogo muy bueno, hoy me he puesto en contacto con el y me ha dicho que me pase por su consulta cuando pueda. Quizás pueda ayudarme.

- Ann eso es increíble. Yo puedo llevarte cuando quieras.
Dijo Lorena.

-Muchas gracias, me gustaría ir mañana mismo si no es molestia.

-Claro que no pequeña, no sabes lo feliz que me haces, seguramente el podrá ayudarte mucho mas que nosotras, ¿y como has dicho que se llama?

-Oh no lo había dicho, su nombre es Elliot.

Lorena se atraganto con la comida y casi pega un brinco de la silla al escuchar ese nombre.

-¿Pasa algo?
Pregunte yo.

-No, no nada, que tendría que pasar -Decía ella nerviosa- Es solo que ese nombre me ha recordado a alguien, casualidades de la vida. Bueno chicas me voy a acostar, dejad los platos en la cocina, mañana me encargo de ellos, y cuando te vaya bien Ann te llevo ¿si? Buenas noches.
Dijo Lorena sin apenas respirar mientras se levantaba rápidamente de la silla, dejándose el plato medio lleno.

-¿Acaso he dicho algo fuera de lugar?
Pregunte confusa.

-Que va, aveces se comporta así al hablar de chicos, desde que se divorcio de mi padre no ha estado con nadie, que yo sepa, y al hablar de hombres se pone nerviosa.

-Perdón no lo sabia.

-No le molesta, solo se altera un poco. Pero ahora no te comas la cabeza con eso, solo piensa que mañana vas a conocer al hombre que probablemente cambie tu vida.

-Si.
Dije no tan animada como debería.

-No se te ve muy eufórica.

-Lo estoy de verdad, peroo...

-¿Peroo...?

-Me da miedo contarle mi mierda de vida a un completo desconocido, ademas yo no pretendo dar lastima a nadie.

-Ann el es un profesional, debe de tener casos como los tuyos a diario, y que sepas que no vas a dar lastima, vas a buscar ayuda, porque así no puedes seguir viviendo.

-Tienes razón.
Dije mucho mas emocionada.

En ocasiones se me olvida porque Cathy es mi mejor amiga, pero al segundo recuerdo lo increíble que es y lo afortunada que me siento teniéndola a mi lado. No me imagino una vida sin ella, porque ella es literalmente mi único motivo para seguir luchando, la razón por la que pienso que todavía queda gente buena en el mundo.

Por ella y solo por ella mañana iba a ir a esa consulta, iba a contarle todas mis penas a un desconoció, e iba a dejarme ayudar.


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¡Holaa!, por aquí quiero dejar una fotito de como me imagino a Cathy para que le podáis dar un rostro.

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