Podemos ver como en lo más profundo de un bosque... más precisamente el bosque Everfree aparecía Alex que avía decidido irse de donde estaban los demás, antes de que estos quisieran atraparlo e interrogarlo hasta el cansancio.
Alex: vaya por lo visto este es el famoso y peligroso bosque Everfree... -dijo el peliblanco fijándose en el lugar donde estaba y para luego sacar de entre su abrigo el libro que le había entregado Rugar – gracias al libro pude descubrir que también puedo teletrasportarme de un lugar a otro con solo pensarlo...
Luego de eso el chico recordó que antes de desaparecer Twilight y los demás estaban ablando de algo sobre el que no logro escuchar bien.
Alex: solo espero no haber generado conmoción entre ellos...bueno ya que más da – dijo restándole importancia asunto – por ahora será mejor buscar un lugar donde quedarme...
Acto seguido el peliblanco comenzó a caminar por el bosque en busca de algún refugio donde quedarse, no sin antes cruzarse con diferentes tipos de monstruos o criaturas que ni bien lo veían saltaban asi el con la única intención de matarlo. Por suerte para el chico solo le bastaba con unos simples golpes o cortes de su espada para acabar con ellos por lo cual no eran la gran cosa según él.
Luego de caminar por un rato el chico llego a lo que parecía ser una pequeña cueva cuya entrada estaba siendo tapada por una enorme roca la cual y para asombro suyo logró moverlo sin mucho esfuerzo.
Una vez dentro puedo ver que era mucho más grande que afuera y no solo eso sino que la cueva también era una mina de piedras preciosas de todo tipo: rubíes, zafiros, esmeraldas, etc...
Alex: estoy 100% seguro de que si Rarity viera esto se volvería loca de la emoción y se los querría llevar por no decir que Spike se los comería a todos...
Dijo el chico recordando el fanatismo de la unicornio blanco por las piedras preciosas y el gusto que tenía el pequeño dragón morado por comérselas.
De repente el chico se fijó en tres piedras que tenían un color y brillo que le llamó la atención
Una de ellas tenía lo que parecía ser un color entre naranja y rojo semejante al brillo que tenía el sol cuando este estaba a su máximo resplandor ósea al medio día.
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En cambio la segunda tenía uno de entre azul y morado con pequeñas piedritas de color blanco que de alguna manera a Alex cada vez que veía su brillo le hacía recordar a las noches completamente estrelladas.
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