8 - La Ardilla Mitad Tomate

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La noche era cálida, la pareja caminaba a paso lento hacia la casa de Danbi. Minho tenía sus manos dentro de su sudadera, con la mirada perdida en las estrellas dispersas en el nocturno cielo. La castaña, observaba embobada al mayor y no ocultaba su amor por él.

La chica tomó la mano del azabache en busca de entrelazarla con la suya, y se sorprendió cuando Minho la soltó brusco, logrando que la chica se sintiera herida. El mayor la observó y para que no preguntara el porqué de su actitud, decidió hablar primero:

— No recordaba que tu casa quedara tan lejos. — Volvió su vista al camino, sintiéndose mal por su mala reacción hacia su pareja.

— Ya queda poco.

La chica le contestó cortante, mostrándose molesta y dolida. Minho la volvió a ver arrepentido.

Los minutos pasaron lentos hasta llegar a la casa de la menor. Una vez ahí, Danbi estaba dispuesta a entrar sin despedirse, y Minho al notarlo, la tomó de la muñeca, acercándola a él y dándole un apetrujado abrazo.

— Lo lamento. — Murmuró arrepentido al oído de Danbi.

— No te entiendo. — La voz de la chica sonaba entrecortada, logrando que la tristeza invadiera el rostro del mayor. — Fue un buen día, ¿Por qué de repente te comportas así? — Y Minho iba a contestar, pero calló al notar que la castaña seguiría hablando. — Y no es solo ahora, últimamente te comportas así cada vez que estamos a solas.

Danbi se escuchaba cada vez más derrotada y Minho no tenía idea de qué responder; Porque era cierto. La última semana su comportamiento con la chica estaba cambiando y ni él lo sabía explicar.

Minho separó lentamente a Danbi por los hombros, deteniendo el abrazo. Apartó los cabellos de la menor de su frente y depositó un suave beso en ella, para volver a fijar sus ojos en los contrarios y brindarle una tierna sonrisa de labios cerrados.

— Enserio lo lamento, princesa — La castaña no pudo evitar soltar una sonrisa al escuchar el apodo que Minho le había dado desde el comienzo de su relación. —, lamentablemente, no te puedo dar una buena explicación, ya que no encuentro una. He pensado que quizás se debe al estrés que me da Jisung.

— Un momento, ¿Jisung? — Su sonrisa se borró y una expresión de confusión se hizo presente. — Pero si es tan agradable y tierno. ¿Que estrés te puede causar? Y... ¿Por qué de repente hablamos de él?

—  Créeme qué es muy bueno aparentando. Es muy bipolar, demasiado tierno y tímido, me empalaga. Además es un mandon que se la pasa dándome órdenes.

Un lindo puchero se formó en los labios de Lee.

Danbi comenzaba a entender toda la situación y el por qué de su actitud.

— Minho... — La castaña tomó al antes nombrado de la sudadera y lo atrajo hacia ella, dejando un largo beso en los labios del mayor. — Te amo — Dijo una vez dejó los labios del azabache, mostrándole una sincera sonrisa.

La menor entró a su casa, y Minho, sin esperar a verla entrar, comenzó a caminar a quien sabe donde. Danbi lo veía irse por la ventana, con lágrimas amenazando por salir.

Lamentablemente, sabía muy bien lo que venía a continuación, si se lo volvía a encontrar.

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¿We got a deal? | Minsung |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora